viernes, 27 de junio de 2008

Privatizaciones en México

Tal como lo señala el periodista Ilán Semo en su artículo en el diario “La Jornada”, “…hablar de privatizar en México implica hablar de historias de pocos éxitos y muchos fracasos, en la que abundan los números rojos y escasean los números negros; y nadie, seguramente estará de ánimo como para impulsar una reforma energética que reitere los descalabros del pasado”.


Tenemos ya experiencias en ese sentido; un primer ejemplo es cuando se privatizó a TELMEX. Antes de que ello sucediera TELMEX era una empresa pública solvente; su privatización implicó una mejoría en los servicios y se colocó como uno de los grupos industriales y financieros más poderosos de Latinoamérica. Sin embargo el hecho de su privatización se ha convertido en algo ciertamente aterrador para la economía mexicana, ya que funciona como un monopolio, lo que implica que logra imponer precios que superan por mucho los de la telefonía internacional.


Otro gran ejemplo es el de la privatización de la banca, la cual trajo consigo no sólo la catástrofe de 1995 sino su desnacionalización completa. La banca en México funciona actualmente como un oligopolio, con ganancias únicas en el mundo. De hecho, en nuestro país las instituciones bancarias aplican a sus clientes 21 comisiones que no cobran a sus clientes en sus países de origen; en algunos casos resultan ser hasta 10 veces más caras; cabe mencionar que en el país el ingreso total que registran los bancos por el cobro de comisiones aplicados a los usuarios es superior al que obtienen Francia, Brasil, Inglaterra y España, según la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios Financieros (Condusef) y el Banco de México. Tal como lo menciona el diario “La Crónica de hoy”, en 2006 el grupo español BBVA dio a conocer que al menos un tercio de sus ganancias mundiales proviene de su filial en México, lo que nos da una idea de la gravedad del asunto.


Un último ejemplo de privatizaciones es la adquisición del canal 13 por empresarios de Monterrey, lo que el periodista de “La Jornada”, Ilán Semo, califica como “el mayor fiasco de todas las privatizaciones”, ya que esto permitió la creación de un duopolio informático, además de que ha dañado a la pluralidad política y anulado la calidad televisiva; en consecuencia no contamos con una televisora pública de cobertura nacional, ya que contamos prácticamente con dos “empresas” que se manejan por poderosos intereses, y que no sólo degeneran la información, sino que “desinforman” a la sociedad mexicana.


Me gustaría citar un párrafo de un ensayo a manera de conclusión de este apartado: “…El programa económico que defienden cerradamente las élites económicas nacionales y del extranjero más conservadoras con fuerte presencia en México no deja lugar a dudas: el neoliberalismo y su segunda generación de reformas estructurales, vale decir, la apertura del sector energético al capital privado nacional y extranjero, la reforma laboral para abrir el camino al abaratamiento de contrataciones y despidos de trabajadores, la reforma fiscal (sobretodo la de PEMEX, para abrirle curso a los esquemas privatizadores), pero especialmente la mercantilización creciente de los sectores educativos, de la salud y de la seguridad social (mediante la profundización de los esquemas privados de pensiones), para de una vez por todas derribar el de por sí precario Estado de bienestar y abrir esos campos a terrenos jugosos de ganancias privadas…” (Álvarez Béjar, 2006).






2 comentarios:

Quevir Roquedal dijo...

TELMEX era originariamente una empresa privada, producto de la fusión de la empresas: Compañía Telefónica Mexicana (capital inglés) y la Erikson (capital sueco). El accionista mayoritario de Teléfonos de México era Carlos Trouyet (mexicano) quien fue el que le vendió la mayoria de acciones al Gobierno mexicano. Recordemos que las acciones de TELMEX se vendían abiertamente, todo el que adquiria una linea telefónica estaba obligado a adquirir acciones, mismas que podía vender libremente, o gozer de los dividendos correspondientes.
La empresa se reprivatizó y para ser sincero presta un buen servicio, además de que su tecnología es de punta.
Las empresas privadas, por lógica y naturaleza, están más capacitadas para funcionar mejor y a precios verdaderamente competitivos, lo que pasa es que las leyes no se observan y mucho menos se respetan, ahí está el mal, no podemos tapar el sol con un dedo, y en eso de la aplicación y respeto a las leyes entra el gobierno, pero la corrupción, verdadero flagelo de méxico, aflora por todos lados.
En cuanto a PEMEX, el verdadero dueño es el sindicato (STPRM), ahí está la pudrición, y hágase lo que se haga mientras siga existiendo en la forma que lo ha hecho, no habrá reforma que enderece a la empresa. Hago la aclaración que en realidad los que han podrido al sindicato son los líderes y sus camarillas, claro que los trabajadores no se salvan de culpa porque son los que han permitido esa exacerbante podredumbre.

Anónimo dijo...

Hola, te felicito por el blog.

Pero tengo que confesar que esperaba mas detalle y mejor argumentacion en tu entrada para privatizaciones en Mexico. La informacion que presentas es algo escueta, no parece imparcial y mas bien repite las quejas usuales sobre las privatizaciones. Hubiera sido excelente que tu informacion presentara el panorama mas completo, tanto las cualidades como los defectos de las empresas cuando eran paraestatales como ahora que son privadas, y dejar que sea el lector el que saque sus conclusiones, en lugar de repetirle lo poco que sabe para reafirmarle la idea que ya tenia.

Un saludo,