martes, 19 de agosto de 2008

¿Querían la opinión de un discípulo de Harvard y del ITAM?; bueno, pues también despedazó la iniciativa Calderonista...

Intervención del Licenciado Cuauhtémoc Sánchez Osio en el Foro sobre Órganos
Reguladores de la Actividad Petrolera y Energética del Senado de la República
México, D.F. - Julio 2, 2008

Agradezco sinceramente la invitación que me hizo la Junta de Coordinación Política del
Senado de la República para participar en este Foro. Para mí es un alto honor.

Señoras y señores; amigas y amigos:


Si pretendemos evaluar la propuesta de nuevos órganos reguladores y el rediseño de los
ya existentes, debemos empezar por preguntarnos qué industria petrolera queremos,
para luego decidir si los órganos reguladores propuestos son los idóneos para la
operación adecuada de dicha industria.


Sin duda, toda esta larga, pero necesaria discusión sobre el petróleo mexicano, tiene un
propósito fundamental: decidir si los cambios que propone el presidente Felipe
Calderón son o no un buen negocio para los mexicanos.

Empecemos por lo más obvio: para que un negocio sea redituable para sus dueños,
deben conjuntarse dos factores: 1) la industria tiene que ser atractiva; y 2) la empresa
tiene que ser eficiente.


Ambos requisitos son indispensables y hay que estudiados por separado. Empecemos
con la industria, cuyos órganos reguladores se nos invita a analizar.


¿Que herramientas académicas existen para hacer un análisis riguroso de la industria, de
tal manera que podamos transitar, con cierta objetividad, entre el marasmo discursivo de
la polarización ideológica? ¿Qué diría, por ejemplo, la Escuela de Negocios de Harvard
si le preguntáramos cómo analizar la industria petrolera y determinar si la reforma
propuesta es un buen negocio para los mexicanos?


No es posible saber a ciencia cierta qué diría, pero obligadamente nos remitiría a utilizar
la metodología de análisis industrial desarrollada por uno de sus más connotados
catedráticos: el Dr. Michael Porter.


Es sabido que su libro Estrategia Competitiva, Técnicas para Analizar Industrias y
Competidores ha sido el referente más importante en esta materia desde hace más de
dos décadas. Según encuestas de Amazon, más de un millón de ejecutivos en todo el
mundo han adoptado en sus empresas las técnicas de análisis de este académico de
Harvard. Pero, ¿qué nos dice realmente Michael Porter?


Nos dice, con la sencillez que siempre tienen las grandes ideas (y que después de
escucharlas lo único que sorprende es que no se nos haya ocurrido a nosotros mismos),
lo siguiente:


La rentabilidad para quienes participan en una determinada industria será mayor en la
medida que:


1) Existan altas barreras de entrada a otros jugadores y competidores;

2) No exista una rivalidad competitiva descarnada por el mercado con base en guerras
de precios;
3) El poder negociador de los proveedores no sea excesivamente alto;
4) El poder negociador de los clientes tampoco sea considerable; y
5) No existan muchos bienes o servicios que fácilmente puedan sustituir el producto
que se vende.


Estas son las famosas cinco fuerzas competitivas de Porter.


No es difícil ver que, si las aplicamos al caso de la industria petrolera mexicana, los
dueños de PEMEX estamos parados sobre un negocio fenomenal:


En materia de petróleo: 1) existen altas barreras de entrada, constitucionalmente
establecidas, que impiden la participación de otros jugadores; 2) no existe una rivalidad
descarnada en los productos que genera y comercializa nuestra empresa; 3) por su
tamaño y poder de compra, nuestra empresa tiene un gran poder de negociación ante
proveedores de bienes y servicios de cualquier índole, nacionales o extranjeros; 4) los
clientes potenciales de PEMEX son el mundo entero y además son tomadores de precios
internacionales de un producto cada vez más escaso y caro, por lo que el poder de los
compradores también es limitado; 5) no existen todavía bienes sustitutos perfectos y
costo-efectivos al petróleo, y es previsible que el petróleo siga dominando el mercado
energético mundial durante, al menos, los próximos 30 años.


Es evidente, pues, que el diseño de la industria petrolera nacional plantea un gran
negocio para los mexicanos. Nuestra industria petrolera sería un caso de texto para
ejemplificar una que ofrece todas las ventajas para quienes ya participan en ella.


Si hombres como Carlos Slim, Bill Gates o Lorenzo Zambrano tuvieran una industria
como ésta en sus manos, sinceramente no me los imagino haciendo lobbying para
invitar a más competidores, ni buscando desesperadamente con quien compartir sus
ganancias.


Ahora bien: ¿Qué hace con nuestra industria esta reforma? Veamos.
Uno. Reduce las barreras de entrada para nuevos jugadores, en el upstream, o río arriba;
y en el downstream, o río abajo, las desaparece por completo al privatizar la refinación
y la distribución de hidrocarburos.


Dos. Otorga mayor poder de negociación a los proveedores. La llamada “certeza
jurídica” les permitirá participar en la exploración, producción, refinación y
distribución, (es decir, en prácticamente toda la cadena), por lo que afianzarán su
presencia e influencia en nuestro país. No será difícil imaginar a estos poderosos
proveedores internacionales recurriendo a prácticas oligopólicas con acuerdos en precio
o repartición de proyectos, lo que incrementará su poder de negociación ante PEMEX.


Es de esperarse también que, con las nuevas refinerías privadas, más del 50% de nuestra
gasolina se empiece a procesar bajo este esquema. El poder del proveedor (en su rol de maquilador) crecerá enormemente por esta capacidad de producción tan considerable.

Tres. También aumenta el poder de los compradores, ya que los refinadores habrán de
constituir un oligopsonio (es decir un mercado con pocos compradores poderosos) del
petróleo vendido domésticamente.


Además, no queda claro, si dichas refinerías podrán también refinar petróleo
proveniente de otros países, como medida de presión para negociar ante PEMEX
condiciones contractuales más favorables para ellos.


Cuatro. Generará rivalidad competitiva respecto a PEMEX, particularmente en
refinación, transporte y distribución. Quizá esto no ocurra mientras la Comisión
Reguladora de Energía regule los precios, pero sí una vez que se declaren condiciones
de “competencia efectiva”, donde la empresa mexicana sería fácilmente desplazada por
su larga historia de inanición financiara que le ha impedido su modernización.


Cinco. En lo tocante a bienes y servicios substitutos, el impacto de la reforma no se
daría por el lado de fuentes alternativas de energía. Sin embargo, sí podría facilitar la
introducción de sustitutos si las refinerías privadas pudieran importar petróleo de BP,
Shell, Exxon o PDVESA, que sí es intercambiable con respecto al nuestro.


No parece ser ésta la reconversión industrial que convenga a los mexicanos. La reforma
no garantiza mayor rentabilidad para quienes participamos ya en esta industria. En todo
caso, el análisis industrial académico, serio y objetivo apunta hacia lo contrario. Y dado
que las modificaciones a los órganos reguladores de área energética están alineadas a
esta nueva visión de la industria, una industria con intensa participación de agentes
privados, nacionales y extranjeros, se puede concluir que tampoco producen avances
desde la perspectiva de los mexicanos.


¿Necesitamos una reforma petrolera? Por supuesto que sí; y de manera impostergable.
Pero la solución no está en rediseñar reglas del juego, instituciones y órganos
reguladores que terminen por arrojar una industria menos favorable para los nacionales
de este país.


El problema está en el funcionamiento de la empresa que opera dentro de esa industria y
en su relación con el gobierno.


Y no lo digo yo. El propio Director General de PEMEX, al inicio de estos foros, indicó
categóricamente que las causas de fondo del deterioro de PEMEX eran:


…rigidez de la normatividad presupuestal; rigidez de la normatividad en materia de
deuda; marco legal inadecuado para adquisiciones, contratación de servicios y obra
pública; modelo de control, propio de entidades públicas pero inadecuado para una
empresa productiva como PEMEX; gobierno corporativo deficiente, en cuanto a la fuerza
de su Consejo de Administración y la falta de comités que agilicen la toma de decisiones;
esquema tributario inadecuado para proyectos estratégicos de mayor costo y complejidad;
y un sistema de rendición de cuentas insatisfactorio…
A estas causas de origen externo se suman otras causas internas, entre las que
destacan: deficiencias del sistema para visualizar, conceptualizar y desarrollar
(VCD) proyectos de inversión; rigidez en materia de relaciones laborales;
carencia de una política efectiva de desarrollo de recursos humanos; entre otras.

Y sentenció: “Atacar dichas causas… debe ser el propósito central de toda reforma que busque
fortalecer a PEMEX.”

Pues bien: ninguno de estos problemas se resuelve extranjerizando la actividad
petrolera, ni modificando la organización industrial o los órganos reguladores de la
industria. Esto se resuelve metiéndose de fondo a reorganizar la empresa y a
racionalizar sus relaciones con el gobierno. Ambas cosas se encuentran dentro de la
esfera de la voluntad y decisión política que quiera tener el ejecutivo federal.


Pero se le olvidó al director de nuestra empresa petrolera mencionar dos factores
principalísimos: un pasivo laboral cercano a los 50 mil millones de dólares (5.4% del
PIB, y más del total de la deuda consolidada de los Pidiregas) que no se tiene fondeado
adecuadamente, y la corrupción rampante que ha esquilmado y saqueado diariamente a
nuestra empresa, sin parar, durante décadas.


¿Acaso no valdrá la pena detener esta hemorragia de renta petrolera?


No cabe duda: al nacer lloramos, y cuando vemos corrupción de PEMEX descubrimos
por qué. ¿Qué tal nos vendría el 5 o 10% que, bajita la mano, es la cuota estándar de
corrupción en las adquisiciones de nuestra empresa petrolera, desde los lápices hasta los
grandes proyectos de perforación? Si hiciéramos cuentas, quizá descubriríamos que se
podría construir con eso al menos una refinería cada dos años.


¿No será también entonces muy redituable meterse a las aguas profundas de la
corrupción en PEMEX, y no solo hacer como que exploramos en aguas someras?
Talvez encontremos millonarios recursos con recuperación secundaria. Realmente, si
decidiéramos ser honestos, intelectual y moralmente, no habría razón para dudar de
nuestra capacidad para hacer frente a los retos que enfrenta nuestra patria.


Dado que el problema real está en PEMEX y no en la organización industrial,
bienvenidos los Consejeros Independientes, pero en mayor número y aprobados por el
Congreso. Bienvenida la flexibilidad, pero no antes de la transparencia. Bienvenido un
régimen fiscal más sano para PEMEX. Se equivocan quienes piensan que con dejarle
finalmente algo de dinero después de impuestos, tras haberla esquilmado
sistemáticamente por años, PEMEX estará en condiciones de recuperar en meses la
brecha que se abrió entre ella y sus contrapartes internacionales, durante décadas de
inanición financiera.


Ahora bien. Si pese a la evidencia de que el problema está en la empresa y no en la
industria, insistiéramos en llevar a cabo una reforma a los órganos reguladores de
energía, asegurémonos de aprovechar la ocasión para hacerlo bien y a la primera. No
intentemos cruzar el precipicio con salto triple.


Se plantea que exista una Comisión Reguladora de Energía y aparte una nueva
Comisión del Petróleo. A la primera se le asignan responsabilidades de regulación en
electricidad, gas y la cadena río debajo del petróleo (refinación y distribución). A la
Comisión del Petróleo, aparentemente le tocaría la regulación del petróleo río arriba (exploración y producción), así como el servir de brazo técnico para apoyar a la
Secretaría de Energía. El arreglo es un tanto confuso.


Cuando se plantea la Comisión del Petróleo como brazo técnico de la Secretaría de
Energía, la exposición de motivos de la ley correspondiente indica que “es necesario
que la Secretaría de Energía cuente con un instrumento de apoyo que le proporcione
elementos técnicos en materia de exploración y explotación, así como identificación de
patrones de la industria de acuerdo a las mejores prácticas internacionales”. Viene a la
mente inmediatamente la pregunta: ¿Y esto no lo puede hacer el Instituto Mexicano del
Petróleo? ¿Acaso no lleva más de 40 años estudiando el sector?


Y en materia de regulación: ¿realmente necesitamos otro organismo, cuando la propia
Comisión Reguladora de Energía debería poder regular todo el sector. El problema de
diseño es que a la CRE se le ha convertido en “Comisión Reguladora de lo Privatizado”,
y no propiamente del sector energético.


En suma, suponiendo que se aprobara esta reforma industrial por las razones no
económicas que ustedes determinen, se trataría de que los órganos reguladores cumplan
con su misión sin traslape de funciones ni exceso de burocracia. O la CRE asume su rol
como reguladora de todo el sector energético y deja las actividades de apoyo técnico al
IMP; o se deja la CRE como reguladora solamente de la electricidad (ni las siglas habría
que cambiarle); y se crea la Comisión del Petróleo para regular la actividad petrolera en
toda la cadena, absorbiendo al IMP como brazo técnico. No está claro que requiramos
más burocracia.


Debe, comentarse, finalmente, que preocupa, y con razón, que, en un futuro, la CRE
deje de regular los precios de los productos refinados una vez que se declaren
condiciones de “competencia efectiva”. Esto es riesgoso. Ya en el pasado, hemos
atestiguado lo que para la autoridad significa “competencia efectiva”. En la banca de
México, que ya no banca mexicana, se vive de préstamos al consumo, y de altísimas
comisiones por servicios. ¿La autoridad regula dichas comisiones? ¡No! Porque
considera que existe “competencia efectiva”. Y ustedes y yo sabemos que la única
competencia que puede existir entre los banqueros en este país es cuando se reúnen a
jugar al golf.


Me parece que el precio de las gasolinas, o realmente cuenta con una competencia real
(cosa difícil frente oligopolio que se espera tener entre los pocos operadores de
refinerías privadas en México), o se asegura el mantenimiento de precios debidamente
supervisados por el Estado. ¿O acaso el presidente Calderón no está encontrando un
valor estratégico en este momento al mantener bajo control el precio de la gasolina?


Señoras y Señores Senadores:


Es probable que el futuro del petróleo mexicano se encuentre realmente en aguas
profundas. Sin duda requerimos también de mayores capacidades de refinación y
distribución. Estas son cuestiones que no necesariamente se resuelven rindiendo nuestra
industria a empresas internacionales que no han enfrentado las ataduras que ha tenido
PEMEX, ni creando más organismos reguladores para que dicha rendición se de de
manera ordenada.

Nuestros problemas, como lo hemos reiterado, están dentro de PEMEX y en su relación
con el gobierno. Permitámosle a PEMEX reutilizar más recursos para inversión, de tal
manera que pueda adquirir, sin la capitulación de sus facultades, las capacidades
técnicas y de ejecución que requiere. Y combatamos la corrupción. Ahí está la
verdadera solución.


Hoy, nos encontramos aquí discutiendo una propuesta de órganos reguladores, diseñada
para una industria petrolera ya no sería sólo nuestra. Para ese escenario, quizá los
nuevos órganos reguladores sean relativamente idóneos, con las salvedades ya
mencionadas. Sin embargo, el arreglo institucional propuesto no pasa la prueba de un
análisis académico objetivo como instrumento para incrementar la rentabilidad a favor
de los mexicanos en esta industria.


Invito al Presidente de la República, y a sus funcionarios del sector, a participar
entusiastamente en el rediseño de su propuesta, de tal manera que atienda a los
problemas que verdaderamente son. Persigamos la verdad, porque, de otro modo, la
verdad terminará por perseguirnos a nosotros.


Muchas Gracias


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viernes, 27 de junio de 2008

Neoliberalismo en México



Bajo el modelo económico de la Revolución Mexicana (basado en la regulación del comercio exterior y en un importante intervencionismo gubernamental en el fomento económico), en especial a partir del gobierno de Lázaro Cárdenas, la economía mexicana alcanzó una tasa de crecimiento promedio anual de 6.1% (periodo 1934-1982), implicando un mejoramiento significativo de las condiciones de vida de la mayoría de los mexicanos (Calva Téllez, 2000). Sin embargo, en la década de los 70´s, el gobierno obtuvo grandes préstamos estadounidenses para conseguir apoyo para el PRI con el supuesto objetivo de “estimular una economía floja”, quedando como garantía de pago nuestras reservas petroleras; lo anterior desembocó en una profunda crisis económica en 1982, debido a que el precio del petróleo cayó y se dispararon las tasas de interés (Tinker Salas y Rus, 2006). Luego entonces, a cambio de fondos para aplazar el pago de la deuda, Estados Unidos junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) “forzaron” al gobierno de México a implementar medidas de austeridad y la implementación de políticas neoliberales inconvenientes (ver gráfico 1).


El modelo económico neoliberal consiste, esencialmente, en la liberación del comercio exterior y la reducción del intervencionismo gubernamental en la economía, suprimiendo regulaciones, privatizando empresas públicas y desmantelando el fomento económico sectorial. En mi percepción de las cosas es un asunto “grave” el decir que a México se le obligó o se le impuso este modelo económico desde el exterior; otros autores hablan más bien de un apego a las “recetas ortodoxas” del FMI y del BM, pero de cualquier forma sólo se han tenido resultados desastrosos para el país.



En los gobiernos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, se fueron retirando fondos para el apoyo a la agricultura y a los sectores más pobres tanto urbano como rural (Ochoa y Wilson, 2001), limitaron el crecimiento del gasto social a niveles menores a los de la alta inflación presente en ese entonces y se privatizaron cientos de empresas antes controladas por el estado. En 1992, cuando se concluyeron las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la economía fue reconfigurada para la implantación del modelo de libre mercado. Todo lo anterior provocó que la inversión extranjera careciera de restricciones; se dio fin a la reforma agraria y se tomaron medidas que permitieron la privatización de tierras e instituciones financieras. A cambio de ello el país esperaba recibir inversiones “masivas”, pero hubo una reacción en contra.


Como todos sabemos, el 1º de enero de 1994 entró en vigor el TLCAN, mismo día en que se dio a conocer el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN); es curioso que para febrero de ese mismo año, se había rumorado que el entonces candidato a la presidencia por el PRI, Luis Donaldo Colosio, pensaba en “moderar” el compromiso neoliberal como forma de reconciliar a su partido con los sectores trabajadores y pobres, y para marzo de ese mismo año fue asesinado (Tinker Salas y Rus, 2006). Posteriormente, tal como en 1982, nuestro país se sumió en una nueva crisis económica y acudió de nueva cuenta al Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que proveyó un rescate económico cuyos principales beneficiarios fueron los bancos.


El gobierno estadounidense, quien había insistido en la privatización de PEMEX, exigió que todos los pagos extranjeros a PEMEX pasaran por la Reserva Federal en Nueva York para garantizar el pago de la deuda, convirtiendo a uno de los símbolos de nuestro nacionalismo en su rehén.
En el sexenio de Ernesto Zedillo, se invirtieron miles de millones de dólares para rescatar no a trabajadores y negocios nacionales, sino a los bancos. El gobierno también temía de una revuelta popular exitosa, así que mantuvo una fuerte presencia militar en Chiapas y se dedicó a entrenar fuerzas paramilitares ahí y en otras entidades para ejercer presión directamente en esa zona; todo eso desembocó en las masacres de campesinos desarmados en Aguas Blancas, Guerrero y Acteal, Chiapas.


Llegamos entonces al sexenio de Vicente Fox, quien tal como declaró en televisión abierta: “antes de ser presidente pues soy empresario”, demostró que el país era lo que menos le importaba, que el era un “businessman” y así lo demostró, fomentando la continuación del modelo neoliberal, sin un cambio significativo, el cual esperábamos los mexicanos; los pilares de las estructuras de poder tradicionales y las resultantes condiciones de desigualdad siguen intactos.


En el sexenio anterior, Fox formó coaliciones con partidos rivales para la aprobación de iniciativas de ley, optando por un mayor “entendimiento” con el PRI que con el PRD, lo que recuerda la misma coalición en la administración de Salinas para la implementación de medidas neoliberales; esto implicó el cese de las campañas para investigar al PRI (por corrupción, guerra sucia de los 70`s,…) y en lugar de aislar a ese partido, ha permitido su renacimiento. No conforme con el alejamiento marcado de los países Latinoamericanos y su pronunciado acercamiento a los Estados Unidos, Vicente Fox firmó en Texas en el año del 2005, un “TLCAN-plus”, o mejor conocido como Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), algo que se hizo “a espaldas” no sólo del Congreso de nuestro país, sino “a espaldas” de todos los mexicanos, sin ninguna consulta. Según el Dr. en economía, Michel Chossudovsky, este acuerdo (que resulta ser mucho más grave que el TLCAN) es un “proyecto de integración” de Canadá, Estados Unidos y México, el cual le da derecho al gobierno estadounidense de desplegar sus fuerzas armadas desde el Caribe hasta el norte de Canadá (de manera terrestre, aérea o marítima), justificada presuntamente para la lucha contra el terrorismo; también contempla seguridad energética, donde se cree que la privatización de PEMEX está incluida. “…Es un espacio para tomar control de los recursos naturales de los tres países, es un paso hacia la integración de la Unión Norteamericana, lo que se aleja demasiado de parecerse a la Unión Europea, ya que la manera en la que se está negociando es radicalmente distinta, además de que no es una unión entre iguales, ya que estaría dominada por Washington y por el Pentágono…”, “es un proyecto de conquista territorial, no una unión…”.

En el noticiero “en contexto” de la televisora Telemundo de Los Ángeles, se afirmó que el ASPAN es un concepto de integración regional en materia de seguridad nacional, con el desequilibrio de fuerzas en donde la peor parte la llevaría México, ya que además de muchas otras implicaciones, una de las más graves, se considera el que automáticamente los enemigos de Estados Unidos se convertirían en enemigos de México; el periodista Rubén Luengas terminó su nota informativa con un mensaje pensado por el ex General del ejército mexicano José Francisco Gallardo, quien afirma que: “en esta asociación o integración se esconde una tragedia para México sólo comparada con la pérdida de la mitad de su territorio en 1847”.


Con todo lo anterior no quiero decir que Andrés Manuel López Obrador represente un “mesías” político en nuestro país ni un cambio radical en la economía; sin embargo creo firmemente que el ex-candidato del PRD para las elecciones presidenciales del 2006 significaba "el inicio de un cambio" y no la continuación del modelo priísta y panista.


Para terminar este apartado, me gustaría citar algunas sentencias de Juan Pablo II: “El neoliberalismo capitalista que subordina a la persona humana y condiciona el desarrollo de los pueblos a fuerzas ciegas del mercado; en ocasiones se imponen a las naciones como condición para recibir nuevas ayudas, programas económicos insostenibles, y de este modo asiste en el concierto de las naciones al enriquecimiento exagerado de unos pocos a costa del empobrecimiento creciente de muchos. No son afirmaciones doctrinarias, sino constataciones de hechos lacerantes…”.








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Privatizaciones en México

Tal como lo señala el periodista Ilán Semo en su artículo en el diario “La Jornada”, “…hablar de privatizar en México implica hablar de historias de pocos éxitos y muchos fracasos, en la que abundan los números rojos y escasean los números negros; y nadie, seguramente estará de ánimo como para impulsar una reforma energética que reitere los descalabros del pasado”.


Tenemos ya experiencias en ese sentido; un primer ejemplo es cuando se privatizó a TELMEX. Antes de que ello sucediera TELMEX era una empresa pública solvente; su privatización implicó una mejoría en los servicios y se colocó como uno de los grupos industriales y financieros más poderosos de Latinoamérica. Sin embargo el hecho de su privatización se ha convertido en algo ciertamente aterrador para la economía mexicana, ya que funciona como un monopolio, lo que implica que logra imponer precios que superan por mucho los de la telefonía internacional.


Otro gran ejemplo es el de la privatización de la banca, la cual trajo consigo no sólo la catástrofe de 1995 sino su desnacionalización completa. La banca en México funciona actualmente como un oligopolio, con ganancias únicas en el mundo. De hecho, en nuestro país las instituciones bancarias aplican a sus clientes 21 comisiones que no cobran a sus clientes en sus países de origen; en algunos casos resultan ser hasta 10 veces más caras; cabe mencionar que en el país el ingreso total que registran los bancos por el cobro de comisiones aplicados a los usuarios es superior al que obtienen Francia, Brasil, Inglaterra y España, según la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios Financieros (Condusef) y el Banco de México. Tal como lo menciona el diario “La Crónica de hoy”, en 2006 el grupo español BBVA dio a conocer que al menos un tercio de sus ganancias mundiales proviene de su filial en México, lo que nos da una idea de la gravedad del asunto.


Un último ejemplo de privatizaciones es la adquisición del canal 13 por empresarios de Monterrey, lo que el periodista de “La Jornada”, Ilán Semo, califica como “el mayor fiasco de todas las privatizaciones”, ya que esto permitió la creación de un duopolio informático, además de que ha dañado a la pluralidad política y anulado la calidad televisiva; en consecuencia no contamos con una televisora pública de cobertura nacional, ya que contamos prácticamente con dos “empresas” que se manejan por poderosos intereses, y que no sólo degeneran la información, sino que “desinforman” a la sociedad mexicana.


Me gustaría citar un párrafo de un ensayo a manera de conclusión de este apartado: “…El programa económico que defienden cerradamente las élites económicas nacionales y del extranjero más conservadoras con fuerte presencia en México no deja lugar a dudas: el neoliberalismo y su segunda generación de reformas estructurales, vale decir, la apertura del sector energético al capital privado nacional y extranjero, la reforma laboral para abrir el camino al abaratamiento de contrataciones y despidos de trabajadores, la reforma fiscal (sobretodo la de PEMEX, para abrirle curso a los esquemas privatizadores), pero especialmente la mercantilización creciente de los sectores educativos, de la salud y de la seguridad social (mediante la profundización de los esquemas privados de pensiones), para de una vez por todas derribar el de por sí precario Estado de bienestar y abrir esos campos a terrenos jugosos de ganancias privadas…” (Álvarez Béjar, 2006).






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Experiencias petroleras latinoamericanas







En el documental “Memorias del saqueo” de Fernando Solanas (2003) se explica lo que sucedió en Argentina con “Yacimientos Petrolíferos Fiscales” (YPF). YPF era una empresa pública solvente, generaba alrededor de 13 MMMD anuales y fue vendida por el gobierno de Carlos Saúl Menem en 10 MMMD, gracias a uno de los actos más infames cometidos por el congreso de ese país y a los sobornos. YPF y Gas del Estado eran las empresas más grandes de Argentina, pero como se menciona en el diario “La Jornada”: “…No se conoce en el mundo el caso de un país que haya entregado la propiedad de su petróleo y gas sin haber perdido una guerra…” (Dr. Félix Herrera).


En el documental citado se explica que no sólo los políticos tuvieron la culpa de un acto tan grave, sino también los medios de comunicación con campañas “mediáticas”, las cuales consistieron en intentar convencer al pueblo argentino de la supuesta conveniencia de la privatización mediante argumentos superficiales y vanos (“el petróleo debajo de la tierra no le sirve a nadie”, “lo público fue corrupción o burocracia”, “lo privado: modernidad y eficiencia”, “estoy apasionado por este nuevo modelo económico, que es mentira que genere más pobres”). Como bien lo mencionan en el documental: “…¿hasta cuando vamos a soportar tantas estupideces?, instrumentos maravillosos como la televisión y la radio en manos de idiotas para generar pueblos idiotas…”.


YPF era una empresa que indujo el desarrollo regional e impulsó parte de la economía Argentina; era una empresa solvente y no requería de supuestos “apoyos” de empresas extranjeras. El gobierno neoliberal de Menem afirmaba iniciar la “revolución productiva”; el Ministro del Interior de ese entonces, José Manzano, declaraba al pueblo argentino, momentos después de que se aprobara la “reforma del estado”: “…creo que es un día de festejo para los argentinos, el petróleo desde hoy pasa a ser de la provincia, YPF pasa a ser una empresa que cotiza en bolsa, que va a tener inversión privada y el dinero que de esto surja será de los jubilados, miles de millones de dólares pasan del patrimonio del Estado a los miles de jubilados…”, sin embargo todo esto fue un fiasco y nada de eso se cumplió, la empresa que era de los argentinos pasó a ser parte de la española Repsol.


Lo anterior repercutió de manera desastrosa en Argentina, ya que no sólo se despidieron aproximadamente a 5 000 trabajadores, sino que ese país no cuenta con un solo centavo de las ganancias generadas por la empresa. Antes de concretarse la venta de YPF, sus activos fueron colocados en el mercado bursátil; otra parte se entregó a las provincias productoras y una porción menor de las acciones se entregaron a los empleados. Entre el periodo de 1999 y 2004, Repsol-YPF obtuvo utilidades acumuladas por 18 000 MMMD, recursos que fueron obtenidos no para el Estado sino para los nuevos dueños españoles; ¿era todo esto necesario?, es evidente que los políticos neoliberales no reconocen al país al que pertenecen como a su patria, sino como un terreno de jugosos negocios sin importar lo que suceda con la sociedad.
Algo similar sucedió con Petróleos Brasileños (PETROBRAS), durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, en el año de 1997.


En el primer debate del canal 11 “El futuro del petróleo”, la licenciada Miriam Brunstein declaró que “no conoce a ninguna otra industria petrolera en el mundo que sufra el cinturón de castidad que se le ha impuesto a PEMEX”; es curioso que el Director de la Asociación de Ingenieros de PETROBRAS, el Ing. Fernando Siqueira, haya declarado para el diario “La Jornada” que Brasil debería copiar el marco constitucional de control del Estado sobre sus recursos para recuperar la propiedad de sus energéticos, y que México no debe ver a Brasil como un ejemplo.


A través también de una campaña mediática, se intentó convencer a la población de que “Brasil no podía solo”. El ingeniero Siqueira declaró para “La Jornada”: “la campaña en los medios de comunicación hacía llegar a los brasileños el mensaje, insistente, de que si no había apertura al capital privado no llegarían al país recursos externos necesarios para explotar el recurso, y entonces, se decía desde el gobierno, se tendrían que desviar recursos de los ramos de la salud, educación y seguridad. Se nos insistía que no teníamos recursos ni experiencia, por lo que necesitábamos de las compañías y que no permitir esa ayuda sería ruin para el país”. Todas las afirmaciones para apoyar la privatización estaban basadas en mentiras, inclusive, se sabe que Shell (compañía petrolera anglo-holandesa) gastó alrededor de 100 MMD (millones de dólares) para que especialistas y profesores escribieran artículos de la conveniencia de la privatización. Los periódicos y los medios electrónicos, mencionó Siqueira, lanzaron una campaña en la que argumentaban que la nacionalización de los recursos petroleros “era algo retrógrado, que la globalización era lo actual”.


Los resultados de esa apertura al capital extranjero no fueron buenos ni para el país ni para la empresa; actualmente el gobierno de Brasil sólo tiene el 40% de las acciones de PETROBRAS. Cabe mencionar que en diciembre del 2007, se descubrió el campo “Tupí”, el cual cuenta con 80 MMM (miles de millones) de barriles (recordemos que Cantarell contaba en un inicio con aproximadamente 36 MMM de barriles), lo cual ha despertado el sentimiento nacionalista del pueblo de Brasil para recuperar el control de sus energéticos. Es curioso también que la información obtenida del nuevo descubrimiento fuera robada (contenida en tres discos duros) y por arte de magia fuera encontrada en manos de Halliburton, empresa petrolera estadounidense cuyo propietario es el vicepresidente Dick Cheney.


La periodista Carmen Aristegui en CNN en español, también entrevistó al Ingeniero Fernando Siqueira. En dicha entrevista Aristegui le preguntó a Siqueira si el spot que costó 218 MMP (millones de pesos) de la necesidad de México de aliarse con empresas extranjeras para la perforación en aguas profundas era una realidad, a lo que el entrevistado contestó, en resumen, que la tecnología no la tiene México, sin embargo está disponible en todo el mundo y es “un proceso fácil” (obviamente para quien sabe manejar esa tecnología como PETROBRAS); Siqueira también declaró algo que desmiente a lo pregonado por el gobierno federal de nuestro país: “…Puede hacerse un intercambio PEMEX-PETROBRAS, donde se intercambie experiencia,…, PETROBRAS puede asesorar a PEMEX en proyectos de este tipo (aguas profundas),…, hay un grupo de ingenieros jubilados que ofrecí a la Asociación de Ingenieros de PEMEX para compartir la experiencia en proyectos de este nivel…”.


Así que el cuento de las aguas profundas es sólo un pretexto más que se le ha querido inculcar a la población; a mi juicio es irracional pensar que PEMEX, la segunda empresa que obtiene más ganancias en el mundo antes de impuestos (después de Exxon Mobil) no tenga la capacidad de obtener la tecnología que requiere para explorar y perforar en aguas profundas (que a juicio del Ingeniero Francisco Garaicochea aún no es necesario; esto se tratará más adelante, de hecho en la iniciativa enviada por “Felipe el brevísimo” ni siquiera trata el tema).






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Debilitamiento de Pemex

Para dar inicio a esta sección, la cual es parte medular de este ensayo, me gustaría partir de un interesante hecho. En el año de 1999, Bill Clinton auspició un estudio llamado “Tendencias globales al 2015” en el que intervinieron la CIA, el Departamento de Defensa, el Colegio de Guerra y las principales universidades de Estados Unidos para imaginar, con base en proyecciones científicas, cómo sería nuestro mundo en 2015. Tal como recomienda el periodista de “La Jornada”, Jaime Avilés, convendría volver a leerlo para conocer mejor el compromiso que “el inquilino de Los Pinos” hizo con la Casa Blanca, durante su encuentro con Jeffrey Davidow en California en 2003, a raíz del cual llegó al poder de manera fraudulenta para entregarle la industria petrolera mexicana a Washington.

Resulta que en diciembre de 2000, el análisis predijo que en 2015 sólo un 10% del petróleo que se produce en Medio Oriente irá a parar a los mercados occidentales (EEUU, Inglaterra y la Unión Europea) y el 75% se irá a los países asiáticos (principalmente a China e India); EEUU y Europa desarrollada seguirán abasteciéndose de los yacimientos del Atlántico (Mar del Norte, Golfo de México, Caribe venezolano y la costa brasileña), entre otras cosas. George Bush recibió el diagnóstico y en alianza con Inglaterra invadió Irak para tratar de revertir la tendencia; hoy en día, tras la resistencia del pueblo de Irak, la que se alza como potencia vencedora en ese conflicto es China y de tras de ella India. Ambos gigantes, según el TG15, absorberán alrededor de la mitad del consumo de energía del planeta.


Lo anterior, menciona el periodista Jaime Avilés, implica una amenaza económica y militar para EEUU, por lo tanto Washington vuelve los ojos con angustia hacia los yacimientos de hidrocarburos de su patio trasero (México, Venezuela y Brasil) y no oculta su intranquilidad frente al hartazgo de los pueblos de la región que claman por un modelo económico distinto al que los tecnócratas implantaron desde 1973; es de suma importancia resaltar que esto coincide evidentemente con lo que los dirigentes de la Asociación de Ingenieros de PETROBRAS declararon para “La Jornada”:

“…América Latina esta sujeta a mayor presión por parte del aparato industrial y militar de EEUU, y de las grandes compañías petroleras que los abastecen, por el control del petróleo…”, “…así, con reservas de 28 MMM de barriles, EEUU requiere 8 MMM de barriles por año para su suministro interno y otros 7 MMM de barriles para su aparato militar, por lo que si no garantiza un suministro confiable, en dos años puede colapsar…”.

Además de lo anterior, en junio de 2007, el ex encargado del Tesoro de la Reserva Federal de los EEUU, Alan Greenspan, hizo declaraciones en contra de la nacionalización de la industria petrolera e hizo “recomendaciones” de modificaciones a nuestra Constitución para la apertura al sector privado nacional y extranjero en PEMEX. Tal como lo declara el Dr. John Saxe Fernández: “…Greenspan, con una total falta de respeto a los mexicanos, a la soberanía nacional (la que todavía nos queda), a la Constitución y a la inteligencia del país, plantea que debido al agotamiento de las reservas de petróleo mexicanas justificada con la declinación de Cantarell, es necesaria la exploración y la explotación en aguas profundas, y que PEMEX carecía de los recursos financieros y tecnológicos para hacerlo, y en consecuencia emitió sus recomendaciones privatizadoras…”. El Dr. Saxe asegura sin embargo, que PEMEX genera suficientes recursos para realizar las exploraciones, perforaciones y demás operaciones no sólo en aguas profundas, sino también en la plataforma continental y en aguas someras, ya que la tecnología “se consigue” (o esta “disponible” como lo mencionó el ingeniero Siqueira).

El Dr. Saxe afirma también que la SHCP, sometida a los lineamientos del FMI y del BM, entes cercanos al señor Greenspan, inicia un brutal ataque a la empresa, generándole un déficit y obligándola a endeudarse más al pedir prestado para pagarle al gobierno; también indica que existen documentos en donde textualmente el BM menciona sobre la “necesidad de llevar a PEMEX a un punto de venta”. Por tal razón no es de extrañarse que el ex subdirector gerente del FMI, Agustín Carstens, haya sido promovido por el “inquilino de Los Pinos” como Secretario de Hacienda, con el objetivo de descuartizar a PEMEX.

En una serie de trabajos de investigación del Dr. José Luis Manzo Yépez, basados en las cifras oficiales anuales de PEMEX, me encontré con que en el periodo de 1990 a 2004, la empresa produjo utilidades de 347 MMMD; sin embargo la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) le cobró en ese periodo no sólo los 347 MMMD de utilidades, sino 8 MMMD de impuestos adicionales, lo que da una clara idea del debilitamiento (por decirlo con mesura) intencionado para llevar a PEMEX a la quiebra. En estos trabajos de investigación encontré también que en el año de 2004, en particular, PEMEX obtuvo utilidades de 40 MMMD y la SHCP le cobró impuestos por 42 MMMD, es decir, se le cobró además 2 MMMD por encima de lo que obtuvo.

Durante ocho años (1990-1997) los impuestos cobrados a PEMEX fueron ligeramente menores a las utilidades obtenidas, registrando una utilidad contable de 11 MMMD; la carga fiscal media fue del 92%. Entre 1998 y 2004 se empeoró la situación de PEMEX, pues pagó impuestos mayores a las utilidades generadas, por lo que registró una pérdida por 20 MMMD sólo en ese periodo. La carga fiscal en este último periodo fue del 110%, algo irracional para cualquier empresa en el mundo (y aún así PEMEX sigue en pie, porque no es que sea una excelente empresa sin equivocaciones, corrupción o intereses internos, pero esto indica que el problema no es la empresa en sí misma sino la corrupción que viene desde las altas esferas del gobierno).

La conclusión es indiscutible, la SHCP es la culpable de que PEMEX registre pérdidas en sus estados financieros, al cobrarle impuestos por encima de las utilidades que genera.

El Dr. Manzo comparó en sus trabajos de investigación la carga fiscal de British Petroleum (BP) y la de PEMEX. En 2004 la empresa petrolera británica generó utilidades de 24 300 MMD y pagó impuestos por 8 MMMD, teniendo una utilidad neta de 16 MMMD. Por su parte, PEMEX obtuvo una ganancia de 40 MMMD y pagó 42 MMMD, registrando una pérdida como anteriormente se mencionó.

Aplicar a PEMEX una carga impositiva ligeramente menor o incluso mayor al 100% de las utilidades generadas, significa una acción irracional y perversa desde el punto de vista político, pues lleva la intención de llevarla a la quiebra. La empresa quedó sin recursos para dar el adecuado mantenimiento a sus instalaciones y financiar su expansión, y peor aún, entre 1990 y 1995 el valor de su activo fijo (plantas, equipos, instalaciones,…) se redujo en 42% aunque en 2004 recuperó el 11% (ver gráfico 2). Además, dado que las utilidades generadas no son suficientes para cubrir los pagos a la SHCP, PEMEX se ve en la obligación de endeudarse, incrementando así sus pasivos exagerados; tan sólo en el periodo de 1990 y 2004 la deuda de la empresa creció en un 530%, al pasar de 13 a 81 MMMD (Manzo Yépez, 2005).

Ya en el último trabajo hecho por el Dr. Manzo, se demuestra la marcada tendencia que tuvo el gobierno foxista para hacer quebrar a PEMEX (véase cuadro 1); tan sólo en el 2005 generó utilidades de 58 MMMD y pagó al gobierno 66 MMMD.

Dado lo anterior, el proceso de descapitalización de PEMEX ha sido violento, ya que las limitadas inversiones no cubren la depreciación de los equipos, muchos de ellos que ya rebasaron su vida útil; sin embargo la empresa los sigue utilizando porque no tiene otra opción, haciéndose cada vez más ineficiente e insegura, todo gracias a la deliberada acción criminal de la SHCP.

http://www.untcip.net/Pemex%20Empresa%20quebrada.pdf

Ya en el 2005, el Dr. Manzo describía tres fases para justificar la entrega de la industria petrolera a empresas privadas:

1º Fase: provocar deliberadamente la quiebra de la empresa a través de la SHCP

2º Fase: cerrar áreas productivas y operativas para que sus actividades sean transferidas a contratistas privados (“…achicar a PEMEX pero no desaparecerla; se requiere mantenerla como pantalla para simular que la industria petrolera sigue siendo nuestra…”)

3º Fase: la estrategia del gobierno para justificar la participación de empresas privadas con argumentos como el de que PEMEX está prácticamente quebrada y sin recursos, o bien, que las empresas extranjeras sí pueden proveer el capital necesario (ahora sabemos que el cuento de las aguas profundas era parte de este maléfico plan).

No podríamos dejar fuera de esta sección a los llamados “Pidiregas” (Proyectos de Impacto Diferido en el Gasto), “un esquema nefasto”, como lo llama el Lic. Mario Di Costanzo Armenta. En la década de los 90´s el gobierno consideró muy costoso el invertir en infraestructura para PEMEX (por ejemplo la creación de una refinería), y creó junto con PEMEX un esquema de financiamiento que en principio fue congruente y consistió, principalmente, en dejar que empresas privadas (por ejemplo) construyeran una refinería, y que gradualmente, al entrar en función ésta, se les iba a pagar con refinados; de este modo el gobierno no tenía que “desembolsar” del presupuesto para su creación. Sin embargo, debido a la corrupción de los gobiernos, el esquema se desvirtuó. Esto comenzó a suceder cuando las empresas privadas, argumentando no tener capital para la realización de obras para PEMEX, con previa licitación ganada, acudían a instituciones bancarias nacionales e internacionales para obtener los recursos y finalmente poder realizar dichas obras, y al terminar éstas, la deuda que adquiría el privado se transfería a PEMEX, lo cual se sigue haciendo hoy en día; se sabe que un privado obtiene condiciones menos favorables en comparación del gobierno al pedir un préstamo, esto se traduce en mayores tasas de interés de las que podría ser acreedor el gobierno si directamente obtuviese esos créditos, lo que ha implicado que PEMEX pague mayores cantidades de dinero, pudiendo pagar menos a través del gobierno. Se estima que PEMEX tiene una deuda con este esquema parecida a la deuda externa del país, es decir, cerca de los 80 MMMD.
En otras palabras, los Pidiregas abren el sector energético a las inversiones privadas, con cargo a las finanzas siempre protegidas al sector público. Existen dos modalidades: F-I o inversión directa, en la que el contratista (privado) desarrolla la infraestructura y al final la entrega a la paraestatal, la cual adquiere deuda pública para el pago de la misma; o bien, la F-II o inversión condicionada, en la que el contratista construye y opera la infraestructura y vende el servicio o producto (electricidad CFE, nitrógeno PEMEX) a la paraestatal en cuestión, la cual lo paga con su gasto corriente (Álvarez Béjar, 2006).

Regresando un poco a los actores de este teatro recordemos que el nombramiento de Agustín Carstens no ha sido el único que atenta contra nuestra soberanía, existe otro hecho por el presidente espurio, el más cínico e inconstitucional, el de Juan Camilo Mouriño, ya que para aspirar a ser Secretario de Gobernación se estipula que se debe ser mexicano de nacimiento (no naturalizado). Resulta que este hombre nació en Madrid, España (diario gallego “El Vigo”) en el año de 1971, hijo de madre y padre españoles; de hecho no sólo este diario afirma que Mouriño Terrazo nació en España, sino que el mismo Mouriño declaró para “El Universal”, cuando le preguntaban si le gustaría ser presidente en 2012 (una pregunta de muy mal gusto) respondió: “…¿Quién no quiere serlo?, pero no puedo. El famoso 82 constitucional: “se requiere ser mexicano de nacimiento…”; y eso no es todo, aún hay más: PEMEX refinación ha otorgado concesiones a la familia de Mouriño para la creación de gasolineras a través de franquicias, cuando “El contrato de franquicia para prestación de servicios” prohíbe textualmente la concesión a sociedades extranjeras. Pero eso no es todo lector, ya sea que las acciones de su franquicia y demás negocios estén a nombre (o en control) de su familia o del suyo (como declaró al señor López Dóriga), de cualquier forma son actos de ilegalidad, ya que tampoco está permitido que un funcionario que se encuentre desempeñando cargos públicos sea apoderado legal de sus negocios (por estar relacionados al medio de la empresa). ¿Podremos realmente confiar en un personaje que declaró haber nacido en un hospital de Campeche, que su madre es mexicana cuando ambos son españoles de nacimiento?, ¿podremos confiar en un presidente que sabía lo inconstitucional del nombramiento del Secretario de Gobernación?, ¿podemos creerle que el señor Calderón y su iniciativa respetan a la Constitución?.

Ya para terminar la referencia a quién es este personaje, el periodista Julio Hernández de “La jornada”, menciona la conveniencia de aclarar la muy difundida función como recaudador y aportación de Mouriño Atanes (padre del Secretario de Gobernación) para la campaña presidencial de Vicente Fox, ya que según disposiciones legales está prohibido la injerencia de extranjeros en actividades políticas mexicanas.

Juan Camilo Mouriño no sólo ha sido uno de los principales defensores de la “reforma energética”, sino que en 2003 fungía como “coordinador de asesores” de Calderón Hinojosa (en ese entonces Secretario de Energía). En ese mismo año, como ya mencioné anteriormente, “el inquilino de Los Pinos” tuvo un encuentro con Jeffrey Davidow, donde se detalló la intención de comparar gas peruano, nunca habló de Repsol.

Al renunciar Calderón a la Secretaría de Energía (SENER) en 2004 dejó pendiente un proyecto de construcción de una planta de regasificación en Colima, para descongelar el gas proveniente de Sudamérica; posteriormente en 2005 REPSOL anunció la compra de gas natural a Perú (para luego revenderlo a México). Resulta que compramos el gas a 21 MMMD, siendo que Perú se lo vendió a REPSOL en 6 MMMD y que el único beneficiado fue la empresa española con 15 MMMD. ¿Por qué México no le compró el gas a Perú directamente?; lo más probable es que ya se tenían compromisos electorales que debían ser liquidados.

En fin, podemos buscar situaciones de ilegalidad auspiciada por el gobierno federal, sin embargo sólo toqué algunos que tienen que ver con la industria petrolera del país, ya que al buscar ejemplos de hechos ilegales y solapados en México por los gobiernos parecen ser, en su conjunto, un pozo sin fondo, lo cual me parece aterrador.

Lamento lector decirte que lo anterior no es todo, ese negociazo sólo es la punta del iceberg. Existe una página en internet de “medios alternativos de información” de EEUU (AlterNet), en donde el periodista David DeGraw aseguraba ya en 2006 que Felipe Calderón iba a privatizar a PEMEX, suposición que coincidía con el considerado “mayor descubrimiento de petróleo” en el Golfo de México hecho por compañías petroleras estadounidenses, calificado como “el hallazgo más grande de petróleo en una generación”. En ese mismo artículo se anexa una entrevista hecha por la periodista Amy Goodman al crítico de la globalización, John Ross, quien aseguró que las trasnacionales jugaron un papel muy importante en las elecciones del 2006, sin embargo destacó a la petrolera estadounidense Halliburton, empresa que según Ross, quiere una buena parte de los energéticos de nuestro país (Halliburton otra vez, pareciera que está en todo el mundo).

Por último en esta sección y como parte del debilitamiento de PEMEX me parece justo y necesario citar un claro ejemplo operativo en la industria; sólo uno por cuestiones de espacio y de tiempo (aunque me he enterado de muchos otros por conducto de respetables ingenieros que laboran ahí), lo que me recuerda a lo dicho por el Ingeniero Francisco Garaicochea Petrirena: “…yo confío en estos ingenieros (jubilados y trabajadores de la industria), no en los subordinados al gobierno federal (directivos principalmente)…”.

Resulta pues, que Cantarell (yacimiento supergigante productor de hidrocarburos), comenzó a declinar su producción debido a la sobreexplotación del yacimiento (explotación irracional), causando una disminución en la presión. En lugar de aprovechar todo el gas que se quema en el mismo Complejo Cantarell para inyectarlo al yacimiento (y con esto lograr un mantenimiento de presión), se optó por favorecer a compañías trasnacionales comprando diariamente nitrógeno. Sin embargo, no sólo se han tenido repercusiones económicas para el país con hechos como este, sino que a juicio del Ingeniero Garaicochea, se dañó el patrimonio que representa ese yacimiento para el país, ya que se optó por la peor forma de lograr un mantenimiento de presión (también llamada recuperación secundaria) a través de la inyección de nitrógeno, ya que impedirá una recuperación adicional del 20% del volumen original (6 MMM de barriles aproximadamente).

Es así como concluyo esta sección del ensayo, en donde hice un esfuerzo por demostrar todo lo que viene detrás del “fortalecimiento de PEMEX”, un debilitamiento intencional y sin escrúpulos. En la siguiente y última sección se tratarán los temas relacionados con la famosa “iniciativa de reforma energética”, cuya paternidad se tardó en asumir el presidente espurio, quien además declara que “si su reforma es aprobada por el Legislativo se tendrán más recursos para escuelas, hospitales, carreteras y que ningún mexicano se quedaría sin educación…”, algo parecido al cuento del TLCAN con el que se aseguraba que México obtendría su pasaporte al primer mundo.







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Iniciativa de reforma energética




La iniciativa de reforma energética impulsada por el jefe del ejecutivo no deja lugar a dudas, es privatizadora y su nombre justo (como lo señala Adolfo Gilly, periodista de “La Jornada”) es despojo.

Me gustaría tratar con mucha delicadeza esta sección, ya que existe todavía mucha gente que cree ciegamente en las palabras del “inquilino de Los Pinos”; demostraré con argumentos propios y de figuras importantes que Calderón Hinojosa nos miente.


Primer punto: Para iniciar un diagnóstico (según el diccionario de la Real Academia Española) se deben conocer las causas de la enfermedad y los síntomas, para después realizar una receta que alivie los males; sin embargo el ejecutivo manda una supuesta “solución” sin detenerse en ver qué es lo que realmente le está sucediendo al paciente (PEMEX), argumentando (intentando insultar de una manera tan cínica y vergonzosa la inteligencia de todos los mexicanos) que si su receta se aprueba los males desaparecerían no sólo para PEMEX sino para todos nosotros, con la creación de más hospitales, escuelas, carreteras,…, y garantizando que ningún mexicano no sólo no se quede sin educación sino que ninguno se quedaría sin nivel de “carrera técnica o profesional”, además también garantizaba la plena cobertura nacional en salud. (¿De verdad alguien le cree?).

Segundo punto: Tal como lo señaló hoy el Dr. Alfredo Jalife en el simposio “Petróleo y seguridad energética”, el término modernización (utilizado enfáticamente con frecuencia por el presidente espurio) se refiere, según el diccionario universal de Oxford, a “las características de los tiempos presentes y recientes”, lo cual indica que “los dinosaurios” de Labastida y compañía se quedaron ya en el pasado y creen que las privatizaciones son lo actual, cuando en realidad las empresas petroleras tienden hoy en día a nacionalizarse, implicando esto que el 90% de las reservas de petróleo en el mundo están en manos de paraestatales y que las privadas petroleras estén en peligro de extinción, al poseer ya sólo un 10% de las reservas.

Tercer punto: Días anteriores a la presentación de iniciativa energética al Congreso se había desatado una campaña a favor de alianzas que supuestamente PEMEX necesitaba para la perforación en aguas profundas, ya que nuestro tesorito se encontraba a tremenda profundidad, argumentando la carencia de tecnología y conocimientos. Sin embargo, esos argumentos sólo sirvieron para intentar convencer a la población de que necesitábamos reformas que permitieran “alianzas”, ya que en la iniciativa no se menciona el tema de las aguas profundas.

Cuarto punto: Las cinco propuestas proponen la apertura al capital privado a labores de refinación y transporte (incluidos los oleoductos) de crudo. En mi opinión esto es inaceptable, ni siquiera debatible, ya que si empresas extranjeras “construyen” las tan deseadas refinerías crearían un oligopolio de gasolina (justamente como con los bancos, ¿recuerdas lector?), en el que entre ellos fijarían los precios de la misma. Luego, en cuanto a los ductos he escuchado opiniones de la gente argumentando: “…¿y qué tendría de malo que empresa extranjeras fuesen dueñas de oleoductos?...”; sin embargo creo que el asunto es muy grave, ya que PEMEX tendría que pagar a las empresas privadas el uso de sus ductos (y quién sabe a qué precio). La pregunta obligada es: ¿todo esto es necesario?, yo estoy seguro de que no.

Quinto punto. El documento generaliza en cuanto a actividades de exploración y explotación de hidrocarburos; es decir, queda implícita la posibilidad de establecer “alianzas” para realizar esas actividades obviamente en aguas someras o en tierra, situación que PEMEX controla en mayor parte todavía (ya que hasta hace unos años, ilegalmente en la Cuenca de Burgos, al norte del país, ya se está haciendo) y no necesita “tecnología” o de conocimientos de otro planeta, puesto que lo ha venido haciendo desde hace muchos años. De hecho hace unas semanas el Ingeniero Carlos Morales Gil (actual director de PEMEX Exploración y Producción) se reunió con especialistas del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), donde les planteó que en aguas someras y en tierra hay todavía unos 18 MMM de barriles de aceite ligero (el más caro en el mercado debido a su rendimiento para dar lugar a gasolinas) y estimó que en aguas profundas se aspira a tener unos 13 MMM de barriles de crudo extra-pesado (poca capacidad de obtención de gasolinas), por lo que de inmediato se concluye la verdadera intención de la reforma del ejecutivo, y manejando el argumento de aguas profundas como sólo una manera de convencer a la opinión pública de que lo más conveniente es “tener aliados”. Lo anterior fue declarado por algunos de los mismos especialistas que laboran en el IMP para “La Jornada” (cuya identidad quedó protegida por temor a represalias), y a su vez expresaron su desacuerdo con lo planteado por el director de PEP.

Sexto punto. Resulta que en mi opinión los bonitos “bonos” tienen dos intenciones a la vez: una de ellas es hacerle creer al acreedor de esos bonos que es dueño de una parte de la empresa (o de que el acreedor se sienta como accionista), la otra y la más grave es que tienen el riesgo de la transferencia en acciones, lo cual implicaría que la empresa entraría al mercado bursátil y podría venderse. ¿Será acaso esa la culminación del plan calderonista, cuando al mismo tiempo, como ya mencioné, en documentos del BM se declara la “necesidad de llevar a la empresa a un punto de venta”?, ¿no será algo tramposo cuando los bancos están controlados por extranjeros ni se dan explicaciones contra el “acaparamiento”?.

Séptimo punto. Se ha venido diciendo que “defendamos nuestro petróleo” porque lo quieren privatizar. De hecho este argumento podría directamente no ser verdad; sin embargo hay que considerar que al mantener un ritmo de sobreexplotación actual de nuestros yacimientos no sólo nos ponen en riesgo de que en unos años acabemos importando tanto petróleo como gasolinas (y no quiero imaginarme los pecios en ese entonces), todo en pos de los intereses estadounidenses ya mencionados también anteriormente. En otras palabras, el ejecutivo y su gobierno ilegítimo proponen la “entrega” indirecta (porque habrá un pago de por medio) de nuestras reservas al seguir sobreexplotando los yacimientos a EEUU, ya que ese país podría encontrarse con una crisis energética tremenda en unos cuantos años, cuando lo más conveniente para México es reducir las exportaciones hasta eliminarlas (y así hacernos dueños de nuestros hidrocarburos) y refinar todo lo que exportamos, para luego del abasto nacional se exporten gasolinas, lo cual ya tiene un valor agregado al simple crudo; México debería contar con un plan de desarrollo energético, pero tal parece que nuestro gobierno nos quiere convertir en una colonia de EEUU.

Octavo punto. El Dr. Alfredo Jalife me enteró el día de hoy de algo revelador: de los cerca de 104 MMMD de utilidades de PEMEX en 2007, 50 MMMD se obtuvieron de refinación y otros 20 MMMD se obtuvieron de petroquímicos; ahí se explica el por qué de la propuesta del ejecutivo, es decir, se pretende entregar “la joya de la corona” a los privados, lo cual tampoco es debatible ni aceptable; ¡se pretende privatizar el 75% dela empresa!, ¡Calderón nos miente!.

Noveno punto. Con lo anterior se demuestra de manera indiscutible que así se le llame “privatización”, “modernización”, “fortalecimiento” es absolutamente lo mismo, sólo se ha querido convencer a la opinión pública de que no se trata del primer término, puesto que a Calderón no le conviene decírselo al pueblo porque sabe que la mayoría estamos en contra de su iniciativa “entreguista”.

Décimo punto. En cuanto a la autonomía de gestión se tiene un gran peligro a mi juicio, ya que el ejecutivo federal, al querer deslindar parte de la injerencia del gobierno sobre PEMEX, grupos de interés u oligárquicos se podrían ver beneficiados. Es muy evidente este riesgo, ya que el mismo Calderón propone en sus iniciativas que “la comisión de transparencia” le rinda cuentas sólo a él mismo (o al presidente en turno) y no al Congreso.

Décimo primer punto. No hay nada innovador acerca de la carga fiscal para PEMEX, lo cual, junto con el tema del tesorito, no cumple ni siquiera con el “supuesto diagnóstico”, pues menos con los intereses del país.

Décimo segundo punto. Los contratos de servicios múltiples (CSM) se ha dicho que son inconstitucionales, pero creo que los contratos de servicios ampliados (CSA) son peores, ya que dependiendo supuestamente del desempeño de las empresas se les daría un “incentivo”, para sí supuestamente buscar un mismo objetivo con las privadas, lo que se traduce en la entrega de una parte de nuestra renta petrolera, de nuestras ganancias. ¿Es eso necesario?, estoy también seguro de que no, ya que PEMEX ha demostrado ser una empresa eficiente a pesar de su descapitalización.

Décimo tercer punto. ¿De verdad crees lector, que lo que propone el ejecutivo en cuanto a comprometer a PEMEX a someterse a la jurisdicción de tribunales internacionales ante cualquier controversia relacionada con la licitación, adjudicación o ejecución de contratos conviene?, estoy seguro de que contestaste que no, creo que nadie podría argumentar lo contrario (bueno los neoliberales panistas, vendidos priístas o sofistas yo creo que sí).

Décimo cuarto punto. ¿Crees lector que PEMEX, siendo la segunda empresa que más ganancias (antes de impuestos) genera en el mundo (sólo superada y por muy poco por Exxon Mobil) no tenga la capacidad de realizar todo lo que le mandan las leyes (exploración, explotación, refinación, transporte, distribución,…) para nuestro país?, yo estoy seguro de que sí la tiene.

Los catorce puntos anteriores que reflexioné después de todo lo que he leído y escuchado dejan más clara la intención del ejecutivo, de su bancada panista y de una fracción importante del PRI. Espero haberte ayudado lector a comprender más lo que ha sucedido en el país, ya que como te habrás dado cuenta no se necesita ser un genio de las finanzas o en derecho para conocer realmente el fondo de la iniciativa entreguista.

El día de ayer (miércoles 7 de mayo) leí un párrafo en “La Jornada” hecho por el periodista Julio Hernández, donde se mencionaba que el debate que está por comenzar no servirá realmente para nada, porque a la hora en que se tengan que contar los votos de senadores y diputados pues se tomará el rumbo de país que nadie realmente desea: “…El tan mentado debate en el Senado no es más que la continuación, por caminos tácticos a última hora, debido a la presión política y social en contra, de la estrategia priánica de aprobación de una iniciativa de reformas que pretende convertir al petróleo mexicano en fuente de elites y a nuestra nación en fuente de aprovisionamiento energético del vecino bélico urgido de garantías de suministro y precios controlables…”, lo cual se me hace desesperanzador. Sin embargo, creo que este tipo de asuntos no sólo se resuelven en el Congreso sino en la calle (desafortunadamente, puesto que no debería ser así), siendo parte de una u otra forma del movimiento nacional den defensa del petróleo. Creo que no estamos ni en Argentina, ni en Brasil ni en países en los que el gobierno ha pasado por encima de sus pueblos atropellando sus intereses.

También creo que desde que nuestro país se formó como tal realmente no tenemos una identidad nacional en común, por eso se perdió la guerra contra EEUU en 1847, ya que el país se encontraba dividido por intereses de grupos. Sin embargo, creo que hablar del petróleo es uno de los pocos símbolos de soberanía nacional y además de identidad, ya que no sólo no se trata de bicicletas o chicles, sino de un recurso que puede utilizarse como palanca de desarrollo de nuestro país al haber sido sumamente afortunados al tenerlo en nuestro territorio, además un recurso que “nos da poder”, es un recurso geoestratégico y no creo justo quedarse con los brazos cruzados mientras se les entrega a los extranjeros; un escritor inglés menciona: “…quien posea agua y petróleo dominará al mundo…”. Como dice el espot mediático del PAN, México no se merece esto.

Regresando un poco a lo de la iniciativa de reforma, en el Simposio “Petróleo y seguridad energética” organizado por el FAP, el Dr. en Derecho Raúl Carrancá y Rivas advirtió que Calderón Hinojosa puede estar en riesgo de enfrentar un juicio político por “trampear” a la Constitución modificando leyes secundarias para privatizar a PEMEX. Cabe mencionar también que el historiador Lorenzo Meyer, Manuel Bartlett y Jaime Cárdenas, entre otros, coincidieron que el ejecutivo intenta dar un “golpe de Estado a la Constitución” y fueron enfáticos al decir que la única forma de detener esta maniobra calderonista es la movilización social.

La resistencia civil pacífica y el movimiento nacional en defensa del petróleo han sido a mi juicio una excelente estrategia para detener la iniciativa inconstitucional del ejecutivo federal, coincidiendo con Manuel Bartlett, aunque en contra de la idea del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, quien mencionó que fue un error del FAP el haber tomado las tribunas del Congreso, ya que (según él) no había indicios de un “albazo legislativo”. Yo en lo personal admiro no sólo al FAP por haberlo hecho, sino también a la gente (como las Adelitas) que ha salido a defender nuestra soberanía al no permitir que se llevaran a acabo las sesiones en la Cámara de Senadores. Aquí me gustaría detenerme un poco, ya que se ha dicho que todas esas personas son “borregos” o “acarreados”, lo que personalmente puedo enfáticamente negar. En mi visita al Palacio de Minería al Seminario “Aportaciones al debate sobre la reforma energética” celebrado el 17 de abril, parte de la calle de Tacuba estaba cerrada por integrantes del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo (puesto que la Cámara de Senadores se encuentra a un costado); fue ahí cuando me pude percatar de que varias de esas personas se encontraban bien informadas, ya que vi a muchas leyendo su periódico “La Jornada”, y si alguien dice sin escrúpulos que “les dan su torta para hacerlo” yo les respondería que la gente por naturaleza necesita comer, y definitivamente es lo menos que pueden hacer por ellos, ya que están hablando por muchos de nosotros.

También debo mencionar acerca de la campaña monstruosa y estúpida del PAN en contra de AMLO. Uno de ellos expresaba que AMLO era un dictador y que se parecía a Hitler o a Mussolini, lo cual se me hace de un pésimo gusto además de estar totalmente fuera de la realidad (y para quien sepa un poco de historia lo sabe), ya que esos dictadores fueron un par de genocidas que querían adueñarse del mundo (algo así como EEUU, cuya política está tan apoyada por nuestro ejecutivo, así que sería bueno reflexionar quién está a favor de las guerras y de los genocidios de Irak y de Afganistán). Tal como lo declaró Elena Poniatowska para “La Jornada”, de nuevo utilizar “la política del miedo”, tal como lo hicieron en “la guerra sucia del 2006”, donde se hizo hasta lo imposible por desprestigiar al ex - candidato del PRD con espots de miedo, sin realmente proponer algo. Y de nuevo cito al espot panista sobre el mal llamado “secuestro del Congreso” que menciona al último: “México no se merece esto”.

Por cierto, tal como lo señaló el FAP hace unos días, DEFENDER LA PATRIA NO ES RIDÍCULO, como respuesta a las declaraciones hechas por el “inquilino de Los Pinos”, cuando visitaba a su compadre George Bush, a quien acudió me imagino en ayuda de consejos ante la imponente resistencia de nuestros compatriotas para frenar su iniciativa. Esperemos pues que por una vez en la historia de México se haga justicia y se lleve a juicio político a Calderón Hinojosa. Pero no sólo parece ser Bush quien le aconseja a Calderón cómo enfrentar esta situación, sino que unos días antes, el asesino, clasificado por la DEA como uno de los mayores 100 narcotraficantes de Colombia en 1991, hombre de Washington y actual presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, no sólo vino a escupir sobre la memoria de compañeros de la UNAM y del Politécnico asesinados por su ejército, sino que según el periodista Jaime Avilés de “La Jornada”, le trajo un mensaje de Cheney, Bush y Halliburton, con el objetivo de ayudarle a saber qué actitud tomar ante la resistencia popular a su iniciativa entreguista.









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Propuestas para el verdadero fortalecimiento de Pemex



Existen soluciones reales para que nuestra empresa PEMEX (no empresa exclusiva de los panistas o de Calderón) resurja, pudiéndola hacer la petrolera más poderosa del mundo. Existe una serie de trabajos y propuestas de solución; citaré algunas de ellas en las que probablemente muchos autores coincidan. Con ideas de Cuauhtémoc Cárdenas, El Gobierno Legítimo de AMLO, el Ing. Francisco Garaiochea y el Dr. José Luis Manzo, hago una recopilación con los puntos que a mi juicio son de mayor importancia.

1. Modificar el régimen fiscal al que tienen sujeto a PEMEX. Como primer paso se propone el que PEMEX goce de los “excedentes petroleros”.



2. Reducir la exportación de crudo gradualmente hasta eliminarla en un plazo no mayor a 12 años, cuidando así nuestras reservas y haciendo una explotación racional de nuestros yacimientos.

3. Volver a unificar a PEMEX, es decir, unir los organismos subsidiarios creados para así eliminar los gastos de transferencia entre ellos.

4. Crear refinerías para garantizar el abasto nacional y poder convertirnos en un país exportador de gasolinas y no de crudo.

5. Disminuir el exagerado gasto corriente del gobierno para poder dejar de cobrarle a PEMEX el 100% de sus utilidades.

6. Asumir la deuda de los Pidiregas como deuda nacional y no de la empresa.

7. Eliminar el mecanismo nefasto de los Pidiregas.

8. Antes de explorar en aguas profundas sigamos explotando en tierra y aguas someras; con el paso del tiempo ir asimilando la nueva tecnología requerida.

9. Promover la generación de energía eléctrica con combustóleo (residuo del petróleo) para dejar de importar grandes cantidades de gas natural.

10. Disminuir los gastos de altos directivos en la empresa en al menos un 25%.

11. Establecer un nuevo pacto entre la dirección de la empresa, los trabajadores y centros de investigación tecnológica como el Instituto Mexicano del Petróleo, para avanzar de manera conjunta en la recuperación moral, financiera y productiva de PEMEX.

12. Institucionalizar la participación directa del Congreso y los ciudadanos en los órganos de control y supervisión de PEMEX, para contribuir a que el combate a la corrupción sea más eficiente, tanto en las áreas de compras, ventas y distribución, como en la asignación de contratos.

13. Crear la infraestructura necesaria para aprovechar el gas natural que diariamente se quema en la zona marina de Cantarell.

14. Concluir los procesos penales en curso, contra funcionarios y líderes sindicales corruptos, así como llevar a juicio político al actual presidente Felipe Calderón Hinojosa por querer violar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos al impulsar una iniciativa de reforma privatizadora.




“Por mi raza hablará el espíritu”, Coyoacán DF, 10 de mayo 2008








Bibliografía



Libros:



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2.- Tinker Salas, Miguel et.al. “México 2006-2012: neoliberalismo, movimientos sociales y política electoral”. Universidad Autónoma de Zacatecas y M.A. Porrúa, México 2006.




Artículos de periódico:
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3.- Hernández López, Julio. “Bonos/espejitos, potentados de a cien pesos, reiteraciones sintomáticas, comedia de pastelazos”. La Jornada. [México] 9 de abril de 2008.



4.- Jaime Avilés y Víctor Cardoso. “Impulsa PEMEX participación privada en explotación de campos marginales”. La Jornada. [México] 9 de abril 2008.



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6.- Jaime Avilés. “Calderón: sus patrocinadores y petrosenadores ante la ira del pueblo”. La Jornada. [México] 12 de abril 2008.



7.- C. Pérez Silva y R. Garduño. “Hoy empieza el PRD a debatir en San Lázaro la propuesta energética”. La Jornada. [México] 12 de abril 2008.



8.- Andrea Becerril. “Beltrones y Gamboa, cómplices en el intento de entregar PEMEX a la IP”. La Jornada. [México] 12 de abril 2008.



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10.- Israel Rodríguez. “Pretenden excluir a la ASF del proceso de fiscalización de PEMEX: Di Costanzo”. La Jornada. [México] 12 de abril 2008.



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15.- Israel Rodríguez. “Advierte Marcos Giacoman de riesgos en permitir la autonomía de gestión en PEMEX”. La Jornada. [México] 19 de abril de 2008.



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33.- Erique Méndez. “De mantenerse altas las cotizaciones, México duplicará ingresos petroleros”. La Jornada. [México] 7 de mayo 2008.



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