martes, 19 de agosto de 2008

¿Querían la opinión de un discípulo de Harvard y del ITAM?; bueno, pues también despedazó la iniciativa Calderonista...

Intervención del Licenciado Cuauhtémoc Sánchez Osio en el Foro sobre Órganos
Reguladores de la Actividad Petrolera y Energética del Senado de la República
México, D.F. - Julio 2, 2008

Agradezco sinceramente la invitación que me hizo la Junta de Coordinación Política del
Senado de la República para participar en este Foro. Para mí es un alto honor.

Señoras y señores; amigas y amigos:


Si pretendemos evaluar la propuesta de nuevos órganos reguladores y el rediseño de los
ya existentes, debemos empezar por preguntarnos qué industria petrolera queremos,
para luego decidir si los órganos reguladores propuestos son los idóneos para la
operación adecuada de dicha industria.


Sin duda, toda esta larga, pero necesaria discusión sobre el petróleo mexicano, tiene un
propósito fundamental: decidir si los cambios que propone el presidente Felipe
Calderón son o no un buen negocio para los mexicanos.

Empecemos por lo más obvio: para que un negocio sea redituable para sus dueños,
deben conjuntarse dos factores: 1) la industria tiene que ser atractiva; y 2) la empresa
tiene que ser eficiente.


Ambos requisitos son indispensables y hay que estudiados por separado. Empecemos
con la industria, cuyos órganos reguladores se nos invita a analizar.


¿Que herramientas académicas existen para hacer un análisis riguroso de la industria, de
tal manera que podamos transitar, con cierta objetividad, entre el marasmo discursivo de
la polarización ideológica? ¿Qué diría, por ejemplo, la Escuela de Negocios de Harvard
si le preguntáramos cómo analizar la industria petrolera y determinar si la reforma
propuesta es un buen negocio para los mexicanos?


No es posible saber a ciencia cierta qué diría, pero obligadamente nos remitiría a utilizar
la metodología de análisis industrial desarrollada por uno de sus más connotados
catedráticos: el Dr. Michael Porter.


Es sabido que su libro Estrategia Competitiva, Técnicas para Analizar Industrias y
Competidores ha sido el referente más importante en esta materia desde hace más de
dos décadas. Según encuestas de Amazon, más de un millón de ejecutivos en todo el
mundo han adoptado en sus empresas las técnicas de análisis de este académico de
Harvard. Pero, ¿qué nos dice realmente Michael Porter?


Nos dice, con la sencillez que siempre tienen las grandes ideas (y que después de
escucharlas lo único que sorprende es que no se nos haya ocurrido a nosotros mismos),
lo siguiente:


La rentabilidad para quienes participan en una determinada industria será mayor en la
medida que:


1) Existan altas barreras de entrada a otros jugadores y competidores;

2) No exista una rivalidad competitiva descarnada por el mercado con base en guerras
de precios;
3) El poder negociador de los proveedores no sea excesivamente alto;
4) El poder negociador de los clientes tampoco sea considerable; y
5) No existan muchos bienes o servicios que fácilmente puedan sustituir el producto
que se vende.


Estas son las famosas cinco fuerzas competitivas de Porter.


No es difícil ver que, si las aplicamos al caso de la industria petrolera mexicana, los
dueños de PEMEX estamos parados sobre un negocio fenomenal:


En materia de petróleo: 1) existen altas barreras de entrada, constitucionalmente
establecidas, que impiden la participación de otros jugadores; 2) no existe una rivalidad
descarnada en los productos que genera y comercializa nuestra empresa; 3) por su
tamaño y poder de compra, nuestra empresa tiene un gran poder de negociación ante
proveedores de bienes y servicios de cualquier índole, nacionales o extranjeros; 4) los
clientes potenciales de PEMEX son el mundo entero y además son tomadores de precios
internacionales de un producto cada vez más escaso y caro, por lo que el poder de los
compradores también es limitado; 5) no existen todavía bienes sustitutos perfectos y
costo-efectivos al petróleo, y es previsible que el petróleo siga dominando el mercado
energético mundial durante, al menos, los próximos 30 años.


Es evidente, pues, que el diseño de la industria petrolera nacional plantea un gran
negocio para los mexicanos. Nuestra industria petrolera sería un caso de texto para
ejemplificar una que ofrece todas las ventajas para quienes ya participan en ella.


Si hombres como Carlos Slim, Bill Gates o Lorenzo Zambrano tuvieran una industria
como ésta en sus manos, sinceramente no me los imagino haciendo lobbying para
invitar a más competidores, ni buscando desesperadamente con quien compartir sus
ganancias.


Ahora bien: ¿Qué hace con nuestra industria esta reforma? Veamos.
Uno. Reduce las barreras de entrada para nuevos jugadores, en el upstream, o río arriba;
y en el downstream, o río abajo, las desaparece por completo al privatizar la refinación
y la distribución de hidrocarburos.


Dos. Otorga mayor poder de negociación a los proveedores. La llamada “certeza
jurídica” les permitirá participar en la exploración, producción, refinación y
distribución, (es decir, en prácticamente toda la cadena), por lo que afianzarán su
presencia e influencia en nuestro país. No será difícil imaginar a estos poderosos
proveedores internacionales recurriendo a prácticas oligopólicas con acuerdos en precio
o repartición de proyectos, lo que incrementará su poder de negociación ante PEMEX.


Es de esperarse también que, con las nuevas refinerías privadas, más del 50% de nuestra
gasolina se empiece a procesar bajo este esquema. El poder del proveedor (en su rol de maquilador) crecerá enormemente por esta capacidad de producción tan considerable.

Tres. También aumenta el poder de los compradores, ya que los refinadores habrán de
constituir un oligopsonio (es decir un mercado con pocos compradores poderosos) del
petróleo vendido domésticamente.


Además, no queda claro, si dichas refinerías podrán también refinar petróleo
proveniente de otros países, como medida de presión para negociar ante PEMEX
condiciones contractuales más favorables para ellos.


Cuatro. Generará rivalidad competitiva respecto a PEMEX, particularmente en
refinación, transporte y distribución. Quizá esto no ocurra mientras la Comisión
Reguladora de Energía regule los precios, pero sí una vez que se declaren condiciones
de “competencia efectiva”, donde la empresa mexicana sería fácilmente desplazada por
su larga historia de inanición financiara que le ha impedido su modernización.


Cinco. En lo tocante a bienes y servicios substitutos, el impacto de la reforma no se
daría por el lado de fuentes alternativas de energía. Sin embargo, sí podría facilitar la
introducción de sustitutos si las refinerías privadas pudieran importar petróleo de BP,
Shell, Exxon o PDVESA, que sí es intercambiable con respecto al nuestro.


No parece ser ésta la reconversión industrial que convenga a los mexicanos. La reforma
no garantiza mayor rentabilidad para quienes participamos ya en esta industria. En todo
caso, el análisis industrial académico, serio y objetivo apunta hacia lo contrario. Y dado
que las modificaciones a los órganos reguladores de área energética están alineadas a
esta nueva visión de la industria, una industria con intensa participación de agentes
privados, nacionales y extranjeros, se puede concluir que tampoco producen avances
desde la perspectiva de los mexicanos.


¿Necesitamos una reforma petrolera? Por supuesto que sí; y de manera impostergable.
Pero la solución no está en rediseñar reglas del juego, instituciones y órganos
reguladores que terminen por arrojar una industria menos favorable para los nacionales
de este país.


El problema está en el funcionamiento de la empresa que opera dentro de esa industria y
en su relación con el gobierno.


Y no lo digo yo. El propio Director General de PEMEX, al inicio de estos foros, indicó
categóricamente que las causas de fondo del deterioro de PEMEX eran:


…rigidez de la normatividad presupuestal; rigidez de la normatividad en materia de
deuda; marco legal inadecuado para adquisiciones, contratación de servicios y obra
pública; modelo de control, propio de entidades públicas pero inadecuado para una
empresa productiva como PEMEX; gobierno corporativo deficiente, en cuanto a la fuerza
de su Consejo de Administración y la falta de comités que agilicen la toma de decisiones;
esquema tributario inadecuado para proyectos estratégicos de mayor costo y complejidad;
y un sistema de rendición de cuentas insatisfactorio…
A estas causas de origen externo se suman otras causas internas, entre las que
destacan: deficiencias del sistema para visualizar, conceptualizar y desarrollar
(VCD) proyectos de inversión; rigidez en materia de relaciones laborales;
carencia de una política efectiva de desarrollo de recursos humanos; entre otras.

Y sentenció: “Atacar dichas causas… debe ser el propósito central de toda reforma que busque
fortalecer a PEMEX.”

Pues bien: ninguno de estos problemas se resuelve extranjerizando la actividad
petrolera, ni modificando la organización industrial o los órganos reguladores de la
industria. Esto se resuelve metiéndose de fondo a reorganizar la empresa y a
racionalizar sus relaciones con el gobierno. Ambas cosas se encuentran dentro de la
esfera de la voluntad y decisión política que quiera tener el ejecutivo federal.


Pero se le olvidó al director de nuestra empresa petrolera mencionar dos factores
principalísimos: un pasivo laboral cercano a los 50 mil millones de dólares (5.4% del
PIB, y más del total de la deuda consolidada de los Pidiregas) que no se tiene fondeado
adecuadamente, y la corrupción rampante que ha esquilmado y saqueado diariamente a
nuestra empresa, sin parar, durante décadas.


¿Acaso no valdrá la pena detener esta hemorragia de renta petrolera?


No cabe duda: al nacer lloramos, y cuando vemos corrupción de PEMEX descubrimos
por qué. ¿Qué tal nos vendría el 5 o 10% que, bajita la mano, es la cuota estándar de
corrupción en las adquisiciones de nuestra empresa petrolera, desde los lápices hasta los
grandes proyectos de perforación? Si hiciéramos cuentas, quizá descubriríamos que se
podría construir con eso al menos una refinería cada dos años.


¿No será también entonces muy redituable meterse a las aguas profundas de la
corrupción en PEMEX, y no solo hacer como que exploramos en aguas someras?
Talvez encontremos millonarios recursos con recuperación secundaria. Realmente, si
decidiéramos ser honestos, intelectual y moralmente, no habría razón para dudar de
nuestra capacidad para hacer frente a los retos que enfrenta nuestra patria.


Dado que el problema real está en PEMEX y no en la organización industrial,
bienvenidos los Consejeros Independientes, pero en mayor número y aprobados por el
Congreso. Bienvenida la flexibilidad, pero no antes de la transparencia. Bienvenido un
régimen fiscal más sano para PEMEX. Se equivocan quienes piensan que con dejarle
finalmente algo de dinero después de impuestos, tras haberla esquilmado
sistemáticamente por años, PEMEX estará en condiciones de recuperar en meses la
brecha que se abrió entre ella y sus contrapartes internacionales, durante décadas de
inanición financiera.


Ahora bien. Si pese a la evidencia de que el problema está en la empresa y no en la
industria, insistiéramos en llevar a cabo una reforma a los órganos reguladores de
energía, asegurémonos de aprovechar la ocasión para hacerlo bien y a la primera. No
intentemos cruzar el precipicio con salto triple.


Se plantea que exista una Comisión Reguladora de Energía y aparte una nueva
Comisión del Petróleo. A la primera se le asignan responsabilidades de regulación en
electricidad, gas y la cadena río debajo del petróleo (refinación y distribución). A la
Comisión del Petróleo, aparentemente le tocaría la regulación del petróleo río arriba (exploración y producción), así como el servir de brazo técnico para apoyar a la
Secretaría de Energía. El arreglo es un tanto confuso.


Cuando se plantea la Comisión del Petróleo como brazo técnico de la Secretaría de
Energía, la exposición de motivos de la ley correspondiente indica que “es necesario
que la Secretaría de Energía cuente con un instrumento de apoyo que le proporcione
elementos técnicos en materia de exploración y explotación, así como identificación de
patrones de la industria de acuerdo a las mejores prácticas internacionales”. Viene a la
mente inmediatamente la pregunta: ¿Y esto no lo puede hacer el Instituto Mexicano del
Petróleo? ¿Acaso no lleva más de 40 años estudiando el sector?


Y en materia de regulación: ¿realmente necesitamos otro organismo, cuando la propia
Comisión Reguladora de Energía debería poder regular todo el sector. El problema de
diseño es que a la CRE se le ha convertido en “Comisión Reguladora de lo Privatizado”,
y no propiamente del sector energético.


En suma, suponiendo que se aprobara esta reforma industrial por las razones no
económicas que ustedes determinen, se trataría de que los órganos reguladores cumplan
con su misión sin traslape de funciones ni exceso de burocracia. O la CRE asume su rol
como reguladora de todo el sector energético y deja las actividades de apoyo técnico al
IMP; o se deja la CRE como reguladora solamente de la electricidad (ni las siglas habría
que cambiarle); y se crea la Comisión del Petróleo para regular la actividad petrolera en
toda la cadena, absorbiendo al IMP como brazo técnico. No está claro que requiramos
más burocracia.


Debe, comentarse, finalmente, que preocupa, y con razón, que, en un futuro, la CRE
deje de regular los precios de los productos refinados una vez que se declaren
condiciones de “competencia efectiva”. Esto es riesgoso. Ya en el pasado, hemos
atestiguado lo que para la autoridad significa “competencia efectiva”. En la banca de
México, que ya no banca mexicana, se vive de préstamos al consumo, y de altísimas
comisiones por servicios. ¿La autoridad regula dichas comisiones? ¡No! Porque
considera que existe “competencia efectiva”. Y ustedes y yo sabemos que la única
competencia que puede existir entre los banqueros en este país es cuando se reúnen a
jugar al golf.


Me parece que el precio de las gasolinas, o realmente cuenta con una competencia real
(cosa difícil frente oligopolio que se espera tener entre los pocos operadores de
refinerías privadas en México), o se asegura el mantenimiento de precios debidamente
supervisados por el Estado. ¿O acaso el presidente Calderón no está encontrando un
valor estratégico en este momento al mantener bajo control el precio de la gasolina?


Señoras y Señores Senadores:


Es probable que el futuro del petróleo mexicano se encuentre realmente en aguas
profundas. Sin duda requerimos también de mayores capacidades de refinación y
distribución. Estas son cuestiones que no necesariamente se resuelven rindiendo nuestra
industria a empresas internacionales que no han enfrentado las ataduras que ha tenido
PEMEX, ni creando más organismos reguladores para que dicha rendición se de de
manera ordenada.

Nuestros problemas, como lo hemos reiterado, están dentro de PEMEX y en su relación
con el gobierno. Permitámosle a PEMEX reutilizar más recursos para inversión, de tal
manera que pueda adquirir, sin la capitulación de sus facultades, las capacidades
técnicas y de ejecución que requiere. Y combatamos la corrupción. Ahí está la
verdadera solución.


Hoy, nos encontramos aquí discutiendo una propuesta de órganos reguladores, diseñada
para una industria petrolera ya no sería sólo nuestra. Para ese escenario, quizá los
nuevos órganos reguladores sean relativamente idóneos, con las salvedades ya
mencionadas. Sin embargo, el arreglo institucional propuesto no pasa la prueba de un
análisis académico objetivo como instrumento para incrementar la rentabilidad a favor
de los mexicanos en esta industria.


Invito al Presidente de la República, y a sus funcionarios del sector, a participar
entusiastamente en el rediseño de su propuesta, de tal manera que atienda a los
problemas que verdaderamente son. Persigamos la verdad, porque, de otro modo, la
verdad terminará por perseguirnos a nosotros.


Muchas Gracias


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viernes, 27 de junio de 2008

Neoliberalismo en México



Bajo el modelo económico de la Revolución Mexicana (basado en la regulación del comercio exterior y en un importante intervencionismo gubernamental en el fomento económico), en especial a partir del gobierno de Lázaro Cárdenas, la economía mexicana alcanzó una tasa de crecimiento promedio anual de 6.1% (periodo 1934-1982), implicando un mejoramiento significativo de las condiciones de vida de la mayoría de los mexicanos (Calva Téllez, 2000). Sin embargo, en la década de los 70´s, el gobierno obtuvo grandes préstamos estadounidenses para conseguir apoyo para el PRI con el supuesto objetivo de “estimular una economía floja”, quedando como garantía de pago nuestras reservas petroleras; lo anterior desembocó en una profunda crisis económica en 1982, debido a que el precio del petróleo cayó y se dispararon las tasas de interés (Tinker Salas y Rus, 2006). Luego entonces, a cambio de fondos para aplazar el pago de la deuda, Estados Unidos junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) “forzaron” al gobierno de México a implementar medidas de austeridad y la implementación de políticas neoliberales inconvenientes (ver gráfico 1).


El modelo económico neoliberal consiste, esencialmente, en la liberación del comercio exterior y la reducción del intervencionismo gubernamental en la economía, suprimiendo regulaciones, privatizando empresas públicas y desmantelando el fomento económico sectorial. En mi percepción de las cosas es un asunto “grave” el decir que a México se le obligó o se le impuso este modelo económico desde el exterior; otros autores hablan más bien de un apego a las “recetas ortodoxas” del FMI y del BM, pero de cualquier forma sólo se han tenido resultados desastrosos para el país.

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Privatizaciones en México

Tal como lo señala el periodista Ilán Semo en su artículo en el diario “La Jornada”, “…hablar de privatizar en México implica hablar de historias de pocos éxitos y muchos fracasos, en la que abundan los números rojos y escasean los números negros; y nadie, seguramente estará de ánimo como para impulsar una reforma energética que reitere los descalabros del pasado”.


Tenemos ya experiencias en ese sentido; un primer ejemplo es cuando se privatizó a TELMEX. Antes de que ello sucediera TELMEX era una empresa pública solvente; su privatización implicó una mejoría en los servicios y se colocó como uno de los grupos industriales y financieros más poderosos de Latinoamérica. Sin embargo el hecho de su privatización se ha convertido en algo ciertamente aterrador para la economía mexicana, ya que funciona como un monopolio, lo que implica que logra imponer precios que superan por mucho los de la telefonía internacional.

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Experiencias petroleras latinoamericanas







En el documental “Memorias del saqueo” de Fernando Solanas (2003) se explica lo que sucedió en Argentina con “Yacimientos Petrolíferos Fiscales” (YPF). YPF era una empresa pública solvente, generaba alrededor de 13 MMMD anuales y fue vendida por el gobierno de Carlos Saúl Menem en 10 MMMD, gracias a uno de los actos más infames cometidos por el congreso de ese país y a los sobornos. YPF y Gas del Estado eran las empresas más grandes de Argentina, pero como se menciona en el diario “La Jornada”: “…No se conoce en el mundo el caso de un país que haya entregado la propiedad de su petróleo y gas sin haber perdido una guerra…” (Dr. Félix Herrera).


En el documental citado se explica que no sólo los políticos tuvieron la culpa de un acto tan grave, sino también los medios de comunicación con campañas “mediáticas”, las cuales consistieron en intentar convencer al pueblo argentino de la supuesta conveniencia de la privatización mediante argumentos superficiales y vanos (“el petróleo debajo de la tierra no le sirve a nadie”, “lo público fue corrupción o burocracia”, “lo privado: modernidad y eficiencia”, “estoy apasionado por este nuevo modelo económico, que es mentira que genere más pobres”). Como bien lo mencionan en el documental: “…¿hasta cuando vamos a soportar tantas estupideces?, instrumentos maravillosos como la televisión y la radio en manos de idiotas para generar pueblos idiotas…”.

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Debilitamiento de Pemex

Para dar inicio a esta sección, la cual es parte medular de este ensayo, me gustaría partir de un interesante hecho. En el año de 1999, Bill Clinton auspició un estudio llamado “Tendencias globales al 2015” en el que intervinieron la CIA, el Departamento de Defensa, el Colegio de Guerra y las principales universidades de Estados Unidos para imaginar, con base en proyecciones científicas, cómo sería nuestro mundo en 2015. Tal como recomienda el periodista de “La Jornada”, Jaime Avilés, convendría volver a leerlo para conocer mejor el compromiso que “el inquilino de Los Pinos” hizo con la Casa Blanca, durante su encuentro con Jeffrey Davidow en California en 2003, a raíz del cual llegó al poder de manera fraudulenta para entregarle la industria petrolera mexicana a Washington.

Resulta que en diciembre de 2000, el análisis predijo que en 2015 sólo un 10% del petróleo que se produce en Medio Oriente irá a parar a los mercados occidentales (EEUU, Inglaterra y la Unión Europea) y el 75% se irá a los países asiáticos (principalmente a China e India); EEUU y Europa desarrollada seguirán abasteciéndose de los yacimientos del Atlántico (Mar del Norte, Golfo de México, Caribe venezolano y la costa brasileña), entre otras cosas. George Bush recibió el diagnóstico y en alianza con Inglaterra invadió Irak para tratar de revertir la tendencia; hoy en día, tras la resistencia del pueblo de Irak, la que se alza como potencia vencedora en ese conflicto es China y de tras de ella India. Ambos gigantes, según el TG15, absorberán alrededor de la mitad del consumo de energía del planeta.

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Iniciativa de reforma energética




La iniciativa de reforma energética impulsada por el jefe del ejecutivo no deja lugar a dudas, es privatizadora y su nombre justo (como lo señala Adolfo Gilly, periodista de “La Jornada”) es despojo.

Me gustaría tratar con mucha delicadeza esta sección, ya que existe todavía mucha gente que cree ciegamente en las palabras del “inquilino de Los Pinos”; demostraré con argumentos propios y de figuras importantes que Calderón Hinojosa nos miente.










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Propuestas para el verdadero fortalecimiento de Pemex



Existen soluciones reales para que nuestra empresa PEMEX (no empresa exclusiva de los panistas o de Calderón) resurja, pudiéndola hacer la petrolera más poderosa del mundo. Existe una serie de trabajos y propuestas de solución; citaré algunas de ellas en las que probablemente muchos autores coincidan. Con ideas de Cuauhtémoc Cárdenas, El Gobierno Legítimo de AMLO, el Ing. Francisco Garaiochea y el Dr. José Luis Manzo, hago una recopilación con los puntos que a mi juicio son de mayor importancia.

1. Modificar el régimen fiscal al que tienen sujeto a PEMEX. Como primer paso se propone el que PEMEX goce de los “excedentes petroleros”.





“Por mi raza hablará el espíritu”, Coyoacán DF, 10 de mayo 2008








Bibliografía



Libros:



1.- Calva Téllez, José Luis. “México más allá del neoliberalismo: Opciones de cambio dentro del mundo global”. Plaza & Janes, México 2000.



2.- Tinker Salas, Miguel et.al. “México 2006-2012: neoliberalismo, movimientos sociales y política electoral”. Universidad Autónoma de Zacatecas y M.A. Porrúa, México 2006.




Artículos de periódico:
1.- Editorial. “Privatización y engaño”. La Jornada. [México] 9 de abril de 2008.



2.- Andrea Becerril y Víctor Ballinas. “Propuesta oficial de abrir PEMEX al capital privado”. La Jornada. [México] 9 de abril de 2008.



3.- Hernández López, Julio. “Bonos/espejitos, potentados de a cien pesos, reiteraciones sintomáticas, comedia de pastelazos”. La Jornada. [México] 9 de abril de 2008.



4.- Jaime Avilés y Víctor Cardoso. “Impulsa PEMEX participación privada en explotación de campos marginales”. La Jornada. [México] 9 de abril 2008.



5.- Elba Mónica Bravo. “Bancos cobran en México hasta 21 comisiones extra”. La Crónica de hoy. [México] 30 de enero 2006.



6.- Jaime Avilés. “Calderón: sus patrocinadores y petrosenadores ante la ira del pueblo”. La Jornada. [México] 12 de abril 2008.



7.- C. Pérez Silva y R. Garduño. “Hoy empieza el PRD a debatir en San Lázaro la propuesta energética”. La Jornada. [México] 12 de abril 2008.



8.- Andrea Becerril. “Beltrones y Gamboa, cómplices en el intento de entregar PEMEX a la IP”. La Jornada. [México] 12 de abril 2008.



9.- Cuauhtémoc Cárdenas. “Una iniciativa entreguista”. La Jornada. [México] 12 de abril 2008.



10.- Israel Rodríguez. “Pretenden excluir a la ASF del proceso de fiscalización de PEMEX: Di Costanzo”. La Jornada. [México] 12 de abril 2008.



11.- Davis Brooks. “Dick Cheney, Condoleezza Rice y Colin Powell aprobaron técnicas de tortura”. La Jornada. [México] 12 de abril 2008.



12.- Roberto Garduño. “Liga directa del PAN y promotores del espot contra López Obrador”. La Jornada. [México] 19 de abril 2008.



13.- Jaime Avilés. “Uribe se tambalea en Colombia como la reforma petrolera en México”. La Jornada. [México] 19 de abril 2008.



14.- Á. Vargas, F. Camacho, A. Jiménez y E. Montaño. “Estúpida y vergonzante nueva campaña de odio contra AMLO”. La Jornada. [México] 19 de abril 2008.



15.- Israel Rodríguez. “Advierte Marcos Giacoman de riesgos en permitir la autonomía de gestión en PEMEX”. La Jornada. [México] 19 de abril de 2008.



16.- Roberto Garduño. “Pide FAP a la UNAM propuesta científica sobre futuro del petróleo”. La Jornada. [México] 19 de abril 2008.



17.- Ilán Semo. “Lo público, lo privado y lo global”. La Jornada. [México] 19 de abril 2008.



18.- Enrique Méndez y Alma Muñoz. “Cárdenas encabeza la lista del FAP para el debate petrolero”. La Jornada. [México] 6 de mayo de 2008.



19.- José Blanco. “Pemex y Pidiregas”. La Jornada. [México] 6 de mayo 2008.



20.- Marco Rascón. “El PRD, Salinas y lo que vino”. La Jornada. [México] 6 de mayo 2008.



21.- Israel Rodríguez. “Rebasó la mezcla mexicana de petróleo la barrera de 100 dólares por barril”. La Jornada. [México] 6 de mayo 2008.



22.- Mario Di Costanzo. “¿Tú también Greenspan?, estás totalmente equivocado”. La Jornada. [México] 18 de junio 2007.



23.- José Antonio Almazán González. “ASPAN: riesgo para México”. La Jornada. [México] 22 de marzo 2007.



24.- Ciro Pérez Silva y Roberto Garduño. “Centro de estudios de San Lázaro califica de inconstitucional proyecto sobre PEMEX”. La Jornada. [México] 24 de abril 2008.



25.- Roberto González, Israel Rodríguez y Susana González. “Cleptocracia aliada al poder político busca entregar la riqueza petrolera, dice Jalife”. La Jornada. [México] 14 de marzo 2008.



26.- Katia D` Artigues. “Campos Elíseos”. El Universal. [México] 27 de mayo de 2007.



28.- Ciro Pérez Silva. “En PEMEX Calderón intenta trampear la Constitución, advierten especialistas”. La Jornada. [México] 7 de mayo de 2008.



29.- Julio Hernández López. “La insoportable levedad del debate”. La Jornada. [México] 7 de mayo 2008.



30.- Georgina Saldierna. “Hay recursos para invertir en PEMEX, sostiene David Ibarra”. La Jornada. [México] 7 de mayo 2008.



31.- Alma E. Muñoz. “Consulta sobre el destino del petróleo, exige López Obrador”. La Jornada. [México] 7 de mayo 2008.



32.- Alfredo Jalife-Rahme. “La decadencia de la mayor petrolera privada del mundo”. La Jornada. [México] 7 de mayo 2008.



33.- Erique Méndez. “De mantenerse altas las cotizaciones, México duplicará ingresos petroleros”. La Jornada. [México] 7 de mayo 2008.



34.- Carlos Fernández. “La década perdida, plagio y error”. La Jornada. [México] 7 de mayo 2008.


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